La cámara HiRISE de la nave espacial Mars Reconnaissance Orbiter detectó el crecimiento acumulativo de canales, resultado del proceso de deshielo de dióxido de carbono, que se cree que forman las características arañas -una forma de canales radiales con dibujos que sólo se encuentran en la región polar sur de ese planeta.

 

Son formaciones que varían en tamaño, desde decenas hasta cientos de metros, y tienen canales múltiples que normalmente convergen en un foso central, parecido a las patas y al cuerpo de una araña.

 

Durante la última década, investigadores han revisado la cámara HiRISE de MRO para ver los cambios de año a año en ellas.

 

Ahora, “hemos visto por primera vez estas características más pequeñas que sobreviven y se extienden de año en año, y así es como comienzan las arañas más grandes”, señaló Ganna Portyankina de la Universidad de Colorado, Boulder. “Están en áreas de dunas de arena, así que no sabemos si seguirán creciendo o desaparecerán bajo arena movediza”, aclaró.

 

Y es que, las dunas parecen ser un factor en cómo se forman las arañas recién nacidas, pero también pueden evitar que muchas persistan los siglos necesarios para convertirse en arañas a gran escala.

 

La cantidad de erosión necesaria para esculpir una araña típica, a la tasa determinada a partir de observar el crecimiento activo de estos pequeños canales, requeriría más de mil años marcianos. Un año marciano dura alrededor de 1.9 años terrestres, de acuerdo con información del sitio web de la NASA.

 

“Gran parte de Marte se parece a Utah, si se quita toda la vegetación, pero las arañas son una forma única de Marte”, resaltó Candice Hansen, del Instituto de Ciencia Planetaria de Tucson, Arizona, y coautora del informe.

 

Señaló que el hielo de dióxido de carbono, más conocido como “hielo seco”, no ocurre naturalmente en la Tierra.

 

En Marte cubre el suelo durante el invierno en las zonas cercanas a los polos, incluyendo las regiones del polo sur con terrenos de araña. Los restos oscuros aparecen en estas áreas cada primavera.

 

Hugh Kieffer, del Instituto de Ciencias Espaciales de Boulder, juntó estos factores en 2007 para deducir el proceso que los vincula: el sol primaveral penetra en el hielo para calentar el suelo por debajo, causando que algo de dióxido de carbono en el fondo se descongele en forma de gas.

 

El gas atrapado genera presión hasta que se forma una grieta en la capa de hielo, recogiendo las partículas de hielo y polvo. Esto erosiona la tierra y también suministra al géiser con las partículas que caen de nuevo a la superficie, y aparecen como los ventiladores oscuros en la primavera.