La orca hembra más longeva del mundo, llamada con cariño “Granny” (abuela), con más de 100 años de edad y habitaba en aguas del norte del Pacífico, fue dada por muerta por el Centro de Investigación de Ballenas.
Granny, oficialmente identificada como “J2”, había nadado con un grupo de ballenas desde hace décadas en aguas de la región de Puget Sound del Océano Pacífico, sin embargo los investigadores la vieron por última vez en octubre pasado.
La ballena no se encuentra en su grupo, por lo que ahora se considera que murió, aunque su cadáver no ha sido localizado, según el Centro de Investigación que estudiaba el sistema reproductivo de “J2” y otras orcas hembras.
Al anunciar la muerte de “Granny”, Ken Balcomb, científico del centro, escribió que “la hemos visto miles de veces durante 40 años, y en los últimos había estado a la cabeza del grupo J, prácticamente en cualquier momento cualquiera la podía ver”.
Sin embargo “Granny” fue vista por última vez el 12 de octubre pasado, mientras nadaba hacia el norte, en el estrecho de Haro, muy por delante de las demás, precisó.
Los investigadores estiman que la orca tenía hasta 105 años de edad, aunque desconocen con exactitud su edad porque nació mucho antes de que comenzaran los estudios de la población de ballenas en la región.
Balcom lamentó la desaparición de la vieja ballena e indicó que “de manera alarmante” la población residente de las orcas se ha reducido en general, aunque en el grupo al que pertenecía “Granny” disminuyó de 78 a sólo 24.
Sorprendentemente vivió hasta un estimado de cien años, lo que demuestra que las orcas pueden vivir una vida larga en la naturaleza. “Pero las orcas están al borde de la extinción y depende de nosotros salvar a estos bellos animales”, sostuvo.
De acuerdo con el Centro, el tamaño de los tres grupos residentes en la zona se redujo en número entre 1965 y 1975, como resultado de la captura de ballenas vivas para los grandes parques marinos, pues es una práctica brutal, y al menos 13 orcas murieron.
Otras 45 ballenas residentes fueron enviadas a parques marinos en todo el mundo.
En la naturaleza las ballenas pasan tiempo con sus familias, viajan, cazan y juegan juntas. Las complejas relaciones familiares y sociales que se pueden observar en una manada de orcas salvajes nos muestran que son muy conscientes de sí mismas, adaptables e inteligentes.
Desde 1998, 61 ballenas residentes han muerto y sólo 38 orcas han nacido y sobrevivido.