Un equipo multidisciplinario del Instituto de Ciencias de la BUAP, informó que desarrolló un fungicida natural que reduce la presencia de fitopatógenos responsables de infectar la siembra de hortalizas, marchitar los tallos y causar enfermedades en las plantas.

 

Al respecto Omar Romero Arenas, investigador del Centro de Agroecología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) explicó que la formulación es una alternativa para disminuir el uso de compuestos químicos en los cultivos.

 

“Utilizamos Trichoderma harzianum, un hongo funcional que es muy común en el suelo, para generar productos biológicos capaces de inhibir y controlar el crecimiento de los patógenos, así como contribuir a que las plantas absorban, de una forma más eficiente, los nutrientes en el sustrato”, acotó.

 

Indicó que a partir de la cepa TH-CA1 de este hongo llevó a cabo una bioformulación en la que se integraron dos compuestos orgánicos como preservantes (almidón de maíz y alga marina), así como un ingrediente inerte como soporte (zeolita), responsables de proporcionar ciertas ventajas al momento de ser inoculado en las plantas.

 

Omar Romero dijo que comprobaron que el alga marina presente cualidades protectoras al secado y compuestos que tienen un efecto osmorregulador.

 

Agregó que, además, conserva la hidratación al momento que se comienza a utilizar el producto; en tanto que la fécula de maíz proporciona al hongo los nutrientes esenciales para desarrollarse en la raíz de las plantas.

 

El especialista mencionó, que la zeolita mantiene la porosidad y los niveles de pH con proporciones de conductividad eléctrica e intercambio catiónico, para que las plantas puedan reforzarse o adaptarse a este control biológico.

 

Romero Arenas, doctor en Estrategias para el Desarrollo Agrícola Regional por el Colegio de Posgraduados, campus Puebla, dio a conocer que este método ayuda a contrarrestar el uso de fungicidas químicos para controlar la aparición de fitopatógenos.

 

“Los hongos contaminantes cada vez generan más resistencia al igual que las bacterias, por lo que, en un futuro se necesitarán dosis más agresivas de estos productos que a la larga afectarán el medio ambiente”, señaló.

 

Subrayó que la bioformulación estimula el crecimiento vegetal en las raíces secundarias, por lo que ya ha sido probada en hortalizas como jitomate, chile y ejote, así como en maíz, frijol, calabaza y plátano, en regiones de Puebla y Veracruz.

 

El proyecto cuenta con un registro de solicitud de patente ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, con el título “Biopreparado a Base de Trichoderma harzianum Rifai para el Control Biológico de Hongos con Origen en Suelo” y el número MX/a/2016/012860.

 

 

OR