ANKARA. El Parlamento turco debatió desde ayer una propuesta de reforma constitucional impulsada por el Gobierno que significaría el paso de un sistema parlamentario a uno presidencialista en el que el Jefe del Estado lo sería también del Gobierno.

 

De aprobarse esta reforma, propuesta por el gubernamental Partido Justicia y Desarrollo (AKP, islamista), supondría el mayor cambio político en el país desde la proclamación de la República en 1923.

 

El AKP argumenta que este cambio servirá para dar estabilidad al país (que ha tenido 46 Gobiernos desde 1950) mientras que la oposición socialdemócrata y de la izquierda prokurda advierte de que sólo busca dar aún más poder al actual jefe del Estado, Recep Tayyip Erdogan.

 

El AKP gobierna con mayoría absoluta en Turquía desde hace 14 años.

 

El partido islamista, fundado y dirigido de facto por Erdogan, cuenta para la reforma con el apoyo del ultranacionalista Partido de Acción Nacionalista (MHP), que espera que con ella se imponga también una política antiterrorista más estricta, que esa formación considera necesaria debido a los constantes atentados en el país.

 

Esas dos formaciones cuentan con 355 escaños, en principio por encima de los 330 (en una cámara con 550 asientos) necesarios para convocar un referéndum en el que los votantes podrían aprobar la reforma.

 

El Gobierno del AKP espera terminar el debate y la votación parlamentaria en seis días y poder celebrar un referéndum el 2 de abril próximo.

 

El opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata) ha anunciado que hará todo lo posible para bloquear el proceso y retrasar las enmiendas.

 

La reforma prevé que el presidente sea elegido al mismo tiempo que el Parlamento. El jefe del Estado será el encargado de formar Gobierno, para lo que no necesitaría el visto bueno del Legislativo. De esa forma, desaparecería la figura del primer ministro.

 

El jefe del Estado podrá designar a los ministros, altos cargos de la Administración e incluso a la mayoría de los miembros del Tribunal Constitucional y del máximo órgano del poder judicial.

 

Según una reciente encuesta, 78% de los turcos no tiene una idea clara de en qué consiste la reforma.

 

Gran apoyo del AKP
Desde el fallido golpe de Estado de julio, Turquía se encuentra en situación de estado de excepción. Erdogan puede gobernar por decreto. Pero hasta ahora, es necesario que esos decretos sean aprobados por el Parlamento. Un sistema presidencial  eliminaría ese control parlamentario y, además, el jefe de Estado sería también jefe de Gobierno.