Hace unos meses lo escribí también en ésta, mi casa. Alguien me preguntó mi opinión sobre la invitación que el presidente Peña Nieto, vía Luis Videgaray, había realizado a ese señor maleducado que lamentablemente va a convertirse en el amo del mundo en los próximos días y que su nombre no quisiera ni escribir.
Entendiendo la afrenta para la ciudadanía mexicana –yo soy uno de ellos y me siento como tal–, comprendiendo la humillación que supuso que el exabrupto aterrizara en tierra azteca y soltara sus frases extemporáneas, la estrategia no era tan mala como se dijo.
-¿Y si gana? –es lo que respondía a todos aquellos que me cuestionaban.
-Si no puedes con el enemigo, únete a él-, reza el aforismo.
Y el señor de los exabruptos finalmente ganó. Y ese mismo señor ya ha hecho guiños que dejan pocas dudas de que nos la va a hacer pasar mal.
Por eso no fue mala la estrategia del secretario Videgaray –aunque lo que escribo no sea políticamente correcto ni agrade a muchos– de invitar al próximo inquilino de la Casa Blanca.
Pero voy más allá. Lo bueno que tiene la lejanía es que te permite ver los problemas a distancia. En el enredo diario de la política mexicana se ha estigmatizado a Videgaray como nuevo secretario de Relaciones Exteriores. Pero vuelvo a lo mismo. Es un mal menor o, mejor dicho, es hacer que los impulsos del próximo Presidente estadunidense no golpeen tanto a México.
El secretario Videgaray mantiene buenas relaciones con el próximo Presidente. La estrategia de Peña Nieto era tan lógica como obvia, de lo contrario la maquinaria estadunidense hubiera arrasado con nuestro país.
En lo único que pecó el canciller Videgaray es en hacer público su desconocimiento en política exterior. Ése fue un fallo bisoño. A la política se llega aprendido y no a aprender. Ése fue su error. Su trabajo, por lo demás, va a ser muy complicado. Tendrá que convencer al próximo inquilino de la Casa Blanca que atempere sus hormonas y no lo descargue con México.
Ahora que se esmeren otros en los diferentes rubros. La semana que viene empieza la Feria Internacional de Turismo FITUR. Sólo espero que no pase como en otros años, que vienen los funcionarios, con todo su séquito, para hacerse la foto. Gastan mucho dinero en promociones estólidas, en publicidad, con poco sentido y en dispendios innecesarios.
A ver si el secretario Enrique de la Madrid aprende un poco de Videgaray y se atreve con un toro de verdad, no con un eral.