RABAT.- Cuando se trata de ceremonias oficiales, fiestas religiosas, recepciones de embajadores o cumbres, Mohamed VI siempre viste “a la marroquí”, entendiendo por ello chilaba con capucha, babuchas y en ocasiones un “fez” sobre la cabeza.
En cuestión de chilabas, las hay para todos los gustos, de lana o algodón, con o sin complementos de seda, pero las del monarca -como no podía ser de otro modo- son de la máxima calidad, tejidas a mano artesanalmente en los mismos talleres de Palacio y con precios que pueden llegar a los 50.000 dirhams (5.000 euros).
Mohamed VI, como manda la tradición
La chilaba ceremonial por excelencia es la de color crema, acompañada de babuchas amarillas, que el rey viste con frecuencia (siempre que va a la mezquita, por ejemplo), pero lo cierto es que ha revolucionado el mundo de la chilaba al portarla de los más diversos tonos: verdes, morados o naranjas, con vistosas rayas granates, moradas o salmón, acompañadas por turbantes de inspiración bereber y a veces con lujosos zapatos italianos negros o marrones en lugar de las babuchas.
Si la ceremonia tiene lugar en Europa, el rey elige a veces un traje negro y corbata, o incluso pajarita, que suele acompañar con unas rotundas gafas de pasta negra o incluso -como sucede recientemente- con un corte de barba de inspiración “hipster”, dentro de los cánones de la elegancia más contemporánea.
Un rey con versatilidad de estilos
Durante años, la imagen que proyectaba el rey ha estado cuidadosamente controlada al milímetro desde su entorno, con un fotógrafo oficial que era y sigue siendo el único habilitado para vender imágenes del monarca que luego presiden edificios del gobierno, oficinas privadas, comercios y hasta domicilios particulares. Eran imágenes “bendecidas” por la oficialidad, con el rey subido en un tractor (en el Ministerio de Agricultura), comprando pan (en una panadería), tomando té (en un café) o soplando las velas de cumpleaños con sus hijos en una escuela.
Pero en los últimos años, con la irrupción de los teléfonos inteligentes y la moda de los selfies, cada vez es más habitual ver imágenes “casuales” y hasta espontáneas del rey en sus horas libres, paseando con atuendos informales en Casablanca, Marrakech, Dubai o París. Cuanto más lejos está el rey de sus dominios, más atrevido es con su ropa.
Estas pasadas navidades, cuando todo el mundo lo creía en París, el rey se presentó con su esposa en una tienda de Marrakech vistiendo una original chaqueta de piel de cocodrilo color teja, encima de una camiseta muy “made in Morocco”, negra y con el símbolo de los míticos taxis colectivos Mercedes 240, que han marcado la memoria de los marroquíes. Alguien “dejó caer” que la camiseta era un regalo de su esposa, Lala Salma, y que era obra de unas diseñadoras muy modernas de Tánger en su tienda Rock da Kasbah, donde los precios parecen más ibicencos que tangerinos.
Pocos días antes, el rey había sorprendido con otra curiosa americana azul, estampada con colores amarillos y blancos, al lado de RedOne, un famoso DJ marroquí que ha hecho carrera en Estados Unidos. Completaba el atuendo unos pantalones negros ajustados y deshilachados en las rodillas, más unos zapatos negros de punta muy pronunciada.
¿Atrevido, pensó alguien? Será que no vieron al monarca durante su reciente viaje por varios países del África austral. Una vez terminadas las múltiples actividades oficiales, el monarca se fue de compras y también se dejó fotografiar con algunas clientas en tiendas de Tanzania. Hacía calor, y el monarca no dudó en pasearse con camisetas sin mangas, pantalones cortos y zapatillas deportivas.
Los atuendos más “cool” de un rey sin igual en su estilismo pueden incluir gafas redondas de espejo a lo John Lennon, gorritos de aire rastafari, sombreros de paja, pantalones agujereados, camisetas desteñidas, camisas multicolores… No siempre son distinguibles las marcas que porta, pero se sabe que en más de una ocasión ha comprado prendas de la marca española Desigual con las que se ha paseado por Dubai o por París.
En una corte tan rígida como la marroquí, donde los usos y costumbres no se dejan nunca a la improvisación, los estilos del rey, que ya tiene 54 años y es además “emir al muminín” (máxima autoridad religiosa) no dejan nunca de sorprender a sus súbditos.
DCA