Preocupa a la iglesia católica, el asesinato de un sacerdote de Saltillo, Coahuila, porque es un reflejo de la violencia que hay en todas partes, afirmó el obispo Felipe Arizmendi Esquivel.
“El asesinato del padre, nos hace ver que el país está mal y tenemos que replantearlo y ojalá lo hagamos a partir de la familia”, señaló monseñor, titular de la diócesis de la ciudad.
Manifestó que se solidariza con la diócesis de Saltillo, Coahuila, ya que no podemos desatendernos de esta situación, por respeto no sólo a Monseñor Raúl Vera, sino de cualquier persona.
“Con la desaparición envié un mensaje a Monseñor Raúl Vera y cuando supe del asesinato, lo hice nuevamente en nombre propio y de la diócesis”, aseveró.
Arizmendi Esquivel, dijo que estuvo en Mazatlán, Sinaloa, pero no en la playa sino dando pláticas a sacerdotes de allá, y le angustió y preocupó mucho que vivan en un clima de violencia y narcotráfico.
“Me compartieron que los jóvenes optan por meterse a esta vida de bebidas, parrandas y fiestas y casas de primerisimas que se hacen, los jóvenes querrían ser narcos y eso es preocupante, porque si en la familia no hay trabajo, no hay armonía, no hay padres que orienten, están expuestos a cualquier atractivo sobre todo del dinero, aunque la violencia y asesinato, sean el paso de lo indispensable”.
El clérigo apuntó que en este clima de violencia ya no se no respeta a nadie, lo cual es triste que algunas personas no respetan ni a su propia familia, cuando a veces entran los intereses de los carteles, que obligan a robar o matar, si no lo hacen, a su propia familia le va mal”.
Por último, expresó que eso nos indica que hay un desorden cada día más creciente y más estructural y que esto nos ayude a poner una mente de atención a este fenómeno.
jram