Rusia planea mejorar y ampliar sus bases aéreas y navales situadas en Siria, incluso construirá bloques de viviendas y edificios administrativos, reforzando así su presencia en ese país, informó hoy una fuente militar rusa.
Rusia comenzará a construir una segunda pista en la base aérea de Hmeimin, cerca de Latakia, mientras la base naval del puerto de Tartús será mejorada para poder albergar a buques más grandes tipo crucero, según la agencia rusa de noticias Interfax, que cita fuentes militares.
Tras la entrada en vigor del cese al fuego en Damasco, el pasado 30 de diciembre, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció una retirada parcial de las fuerzas rusas de Siria, sin embargo quiere mantener una presencia permanente en Hmeimin y Tartús.
Rusia tiene intención de quedarse en la base aérea de Hmeimin, donde construirá bloques de viviendas y edificios administrativos para el contingente de sus Fuerzas Aéreas en el país árabe.
Los más de 500 módulos de vivienda desplegados en la actualidad en la base aérea serán sustituidos por “cuarteles, viviendas compartidas y un nuevo edificio para acoger a los mandos del grupo aéreo ruso”, explicó una fuente militar rusa.
Asimismo, la Armada rusa busca modernizar y ampliar su base naval en Tartús, en la parte noroccidental de Siria, cerca de la frontera con Turquía, para permitir la entrada en el puerto de cruceros con desplazamiento superior a las 10 mil toneladas.
Al igual que en Hmeimin, Rusia prevé construir viviendas y edificios administrativos en su base naval de Tartús, donde además enviará sistemas antiaéreos S-300 y lanzamisiles costeros Bastion para garantizar la defensa de estas instalaciones.
Rusia ya ha retirado de Siria seis bombarderos Su-24, así como el portaaviones “Almirante Kuznetsov”, el crucero nuclear “Pedro el Grande” y otros buques, que emprendieron la semana pasada la travesía de regreso a sus bases iniciales.
Desde septiembre de 2015, cuando Rusia empezó su primera intervención militar directa en el conflicto sirio, a petición de Damasco, las bases de Hmeimim y Tartús se han convertido en el punto de partida para las operaciones aéreas rusas.
OR