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ABUJA. Autoridades nigerianas confirmaron hoy que 236 personas murieron la semana pasada en el bombardeo que por “error” lanzó la Fuerza Aérea contra un campo refugiados en el norte del país, en el marco de una operación contra extremistas del grupo Boko Haram.

 

Babagana Malarima, presidente del gobierno en la localidad de Kala-Balge, del norteño estado de Borno, confirmó que el “error” de la aviación nigeriana cobró un total de 236 personas, mientras que decenas más resultaron heridos.

 

El 17 de enero pasado, un avión de la Fuerza Aérea de Nigeria bombardeó el campamento de refugiados Rann, en la zona de Kala-Balge de Borno, donde están instalados miles de desplazados internos que huyeron de la violencia de Boko Haram.

 

“Enterramos 234 cadáveres después de que se lanzaron las bombas por error sobre el campamento de desplazados internos de Ran, y otras dos personas heridas murieron en un hospital en Maiduguri”, indicó Malarima, según reporte del diario Times Premium de línea.

 

El mandatario de Kala-Balge confirmó al jefe de personal del Ejército, teniente general Tukur Buratai, la cifra de víctimas fatales durante el recorrido que hicieron juntos al campamento de refugiado el viernes pasado.

 

El Ejército de Nigeria informó, a través de la agencia oficial de noticias NAN, que uno de sus aviones de combate bombardeó “por error” a algunos civiles y personal de la Cruz Roja Internacional y de Médicos sin Fronteras (MSF) en Borno, en una ofensiva contra Boko Haram.

 

El estado de Borno, junto con los vecinos Yobe y Adamawa, han sido los más afectados por la sangrienta campaña del grupo radical islamista Boko Haram, que se ha intensificado desde la llegada al poder del presidente Muhammudu Buhari, en mayo pasado.

 

Boko Haram, que en lengua husa significa “la educación occidental es un pecado”, ha aterrorizado a la población del norte de Nigeria desde 2009, perpetrando ataques contra la policía, escuelas, iglesias y civiles, además de bombardear varios edificios del gobierno y secuestrar a civiles.

 

Se calcula que más de 17 mil personas han muerto, la mayoría civiles, y más de 2.5 millones han abandonado sus hogares a consecuencia de la violenta lucha del grupo extremista para tratar de instaurar un estado islamista en el norte de Nigeria e imponer la Sharia (ley islámica).