Los esfuerzos del presidente de Estados Unidos por tender puentes e impulsar su agenda se vieron ensombrecidos una vez más por su continua fijación sobre las elecciones y más denuncias falsas. La Casa Blanca defendió la teoría de Donald Trump, de que hubo entre tres y cinco millones de votos ilegales en las elecciones de noviembre, una afirmación no respaldada hasta ahora por ninguna prueba y que le ha enfrentado con miembros de su propio partido, el Republicano.

 

 

El vocero de la Casa Blanca, Sean Spicer, aseguró que Trump “sigue creyendo” que hubo votos ilegales que permitieron a su rival, la candidata demócrata Hillary Clinton, ganar el voto popular en las elecciones a pesar de no lograr imponerse en el colegio electoral, que es el sistema que determina quién será el nuevo presidente.

 

 

“Creo que ha dejado claras sus preocupaciones sobre fraude electoral, y de la gente que votó ilegalmente durante la campaña, y sigue creyendo en eso basándose en estudios y pruebas que la gente le ha presentado”, afirmó Spicer durante su conferencia de prensa diaria.

 

 

Spicer no quiso dar detalles sobre esos “estudios y pruebas” y tampoco quiso aclarar si Trump quería decir que varios millones de inmigrantes indocumentados votaron en las elecciones o si los votos eran ilegales por otros motivos.

 

 

Una de las periodistas presentes preguntó a Spicer por qué, si Trump está tan seguro de que ha habido un fraude electoral a gran escala, algo que constituye un crimen federal, no abre una investigación oficial sobre lo ocurrido.

 

 

“Puede que lo hagamos”, respondió Spicer, quien más tarde quiso retractarse y dijo que ahora mismo no hay “ninguna investigación”, aunque “todo es posible” en un futuro.