De muyyy decepcionante, calificaron los observadores políticos la actuación de los integrantes de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Senado de la República frente al secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray.
Priistas, panistas, ecologistas, perredistas y hasta los morenistas “se agacharon” ante el canciller, con quien tuvieron el martes pasado una reunión de reflexión, que más bien pareció de genuflexión, porque al término de la misma lo calificaron como el “tlatoani” que nos puede salvar de las amenazas de Donald Trump, aunque no les dijo cómo lo hará, pues no mostró sus armas ni sacó sus ases.
En el ejercicio de genuflexión, los integrantes de la Jucopo concluyeron que hay varias vías de comunicación entre el Gobierno mexicano y el Poder Legislativo. La primera, “una unidad de propósito”. El propósito del Gobierno mexicano, del Senado de la República y de México es defender el interés nacional. ¡Qué brutos! Cuánta materia gris derramaron los legisladores, exclamaron los observadores.
La segunda, “establecer una agenda y estrategia en común para atender la actual coyuntura; trabajar de manera estrecha para definir políticas de Estado que fortalezcan la presencia de México no sólo con Norteamérica, sino con todo el mundo”. ¡Pues como que ya se tardaron, no!, exclaman los mismos observadores. Otra sugiere una mesa de trabajo permanente, integrada por representantes de la Jucopo, de la Mesa Directiva, de la Comisión de Relaciones Exteriores y Relaciones Exteriores Norte, que permita acompañar la discusión que se tendrá en los próximos días en la relación bilateral… (El lema de la mesa de trabajo será: mesa, mesa que más aplauda le mando a la niña, le mando a la niña, acotan los malosos.)
Y la más importante: agradecer al canciller Videgaray que se haya tomado la molestia de venir al Senado (aquí fue donde sacaron todos su alfombrita que llevaban bajo el brazo y la extendieron en el piso) y que haya aceptado acudir al pleno del Senado de la República a principios de febrero. Podría ser el Día de la Candelaria para que lleve los tamales rojos, verdes, azules, amarillos, de chile, dulce y manteca para repartírselos a los senadores, sugirieron algunos.
Ninguno de los senadores, ni siquiera Manuel Bartlett, se atrevió a preguntarle a Videgaray lo siguiente: ¿cómo quiere que la sociedad mexicana confíe en que nos va a defender de la “tranquiza” que nos está poniendo Trump, si durante los cuatro años que fue secretario de Hacienda usted se levantó diariamente con el ánimo de “joder a México”, lo que consiguió con sus engaños, mentiras y falsas promesas?
Por lo pronto, Trump recibió en Washington a Videgaray y a su comitiva con un escopetazo: el anuncio oficial de la construcción del muro, lo que provocó que el presidente Peña Nieto, en una respuesta digna y valiente, cancelara la reunión con su homólogo estadunidense.
AGENDA PREVIA
“One more time”, la autoridad federal quiere aplicar la misma fórmula que en su momento sufrió Carmen Aristegui, pero con alcances mucho más amplios que afectan tanto a comunicadores como a los propios concesionarios de medios de comunicación, incluyendo a los de televisión de paga. Recientemente, con la bandera de la defensa de las audiencias, el Instituto Federal de Telecomunicaciones emitió lineamientos que han puesto en jaque a toda la industria, pero en particular a la de televisión restringida, al establecer márgenes discrecionales inimaginables, llegando incluso a excesos de limitar y censurar las opiniones de los comunicadores, incluyendo a los que únicamente participen en servicios de televisión de paga. ¡Pues qué poca, no!