Los precandidatos no son conocidos por su plataforma o propuestas, sino por relumbrones y dotes particulares, hambre, sueños y visiones: señala el documento

La ciudad sede del Super Bowl LI vive un momento de euforia y desde el viernes hay motivos del gran juego por todos lados, especialmente en el centro, no hay un solo edificio sin una manta colgada y hasta los autobuses promocionan las poco más de tres horas en las que el domingo se va a paralizar casi todo Estados Unidos.

 

Cuando llegue al aeropuerto Intercontinental George W Bush tenía ciertas dudas que estaba aterrizando en la sede del juego por el campeonato, pero conforme se fue acercando el día, la ciudad entera respira y transpira futbol americano.

 

Toda la gente en la calle tiene un jersey, una gorra, playera o cualquier prenda de su atuendo tiene que ver con el Super Bowl o con sus equipos favoritos.

 

En el centro es notorio, pero en el George R Brown Convention Center ya es una locura caminar por cualquiera de sus tres pisos. Entrar a la NFL Experience es poco más que complicado, pero en el radio row, lugar donde se colocan los estudios de todas las cadenas y las mesas de las estaciones de radio de todo el mundo, es algo similar a una alfombra roja gigantesca.

 

Terrell Owens, Tim Tebow, Emmitt Smith y hasta los conductores de los diferentes espacios de NFL Network, dan un par de pasos y no falta el que quiera una foto o un autógrafo. Y no es de extrañar, pues la gente que compra un boleto para estar en las instalaciones, tiene acceso a ver los estudios, así que andan muchos fans en las instalaciones.

 

Pero hubo dos personajes que paralizaron las actividades, uno se llama Tim Tebow, quien tiene un buen rato que, sin espacio en un roster de NFL, y el otro es Dak Prescott, quarterback de Cowboys y galardonado con el Pepsi Rooke of the Year.

 

El primero estaba escoltado por dos policías, agentes de relaciones públicas y mientras caminaba se daba el lujo de firmar algunos autógrafos, mientras que el segundo era una auténtica estrella de rock con una energía impresionante y un imán de fanáticos sin importar son Vaqueros o no.

 

A lo largo de todas las instalaciones ya hay muchas actividades y hasta para tomar una bolsa de skittles (gratis), hay que hacer fila, no se diga de las formas de autógrafos con figuras de cada uno de los 32 equipos. La gente soportaba estar de pie por más de dos horas con tal de acercarse con sus ídolos, mientras el padre estaba formado, los hijos corrían por todos lados para ver si les daba tiempo de correr las 40 yardas o bien, comprar un refresco y de inmediato regresar para darse cuenta que su padre no había avanzado más de unos pocos metros.

 

Acabó la jornada en el centro de convenciones y de inmediato había que correr a los diferentes centros comerciales para cazar ofertas y conseguir algo de Patriots o de Falcons. Vaya semana y apenas está por venir lo mejor, gracias NFL por darle todo a los fans.