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Entender la manera en que se desarrolla el cáncer es un reto para la ciencia y en la actualidad lo novedoso está en ver a las células malignas más allá del tumor y determinar la manera en que se establece la comunicación celular a distancia.

 

 

Gloria Soldevila, responsable del Laboratorio Nacional de Citometría de Flujo (Labnalcit) con sede en Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM, explicó que un equipo de expertos analiza ese proceso en esa área de la máxima casa de estudios.

 

 

En el marco del Día Mundial contra el Cáncer, este 4 de febrero, expuso que de acuerdo con el último Informe Mundial del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2012 se registraron 8.2 millones de nuevos casos de la enfermedad.

 

 

Se estima que esa cifra subirá a 22 millones anuales en las próximas dos décadas. Los cánceres más mortíferos son los de pulmón, estómago, hígado, colon y mama.

 

 

La células tumorales atacan no sólo de forma directa, sino a través de liberar los llamados exosomas, “trocitos” de células o microvesículas que miden de 20 a 200 nanómetros, que según una investigación del Labnalcit sobre cáncer de mama y colon pueden afectar las células del sistema inmune que intentan combatirlo.

 

 

Al parecer esas microvesículas también tienen un papel relevante al llevar la información de las células malignas a otros sitios, con lo que se contribuye a la dispersión del cáncer en otras partes del cuerpo, es decir a la metástasis.

 

 

Subrayó que ver a las células malignas más allá del tumor y determinar cómo se establece la comunicación celular a distancia es lo que preocupa porque la gente muere sobre todo debido a la metástasis.

 

 

De ahí que “si podemos ver qué llevan las microvesículas e intentamos pararlo podremos, a futuro, bloquear el surgimiento de otros tumores. Ése es nuestro objetivo a largo plazo”, externó Gloria Soldevila en un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

 

El Instituto de Investigaciones Biomédicas también cuenta con un proyecto institucional de cáncer de mama en el que participan varios investigadores de esa dependencia.

 

 

Entre otros estudios se intenta evaluar el efecto de la obesidad en la progresión de aquel padecimiento.

 

 

“Sabemos que hay gran prevalencia de mujeres obesas que presentan la enfermedad, pero no se conoce bien el mecanismo a través del cual la obesidad puede promover el cáncer”.

 

 

Una de las propuestas que se estudia, con apoyo del programa Fronteras de la Ciencia del Conacyt, es que los adipocitos –células del tejido graso– podrían, a través de las microvesículas que secretan modificar el microambiente del tumor.

 

 

Soldevila explicó que un tumor no se forma sólo de células malignas que crecen de forma descontrolada sino que alrededor hay otras que modulan su función, como las del sistema inmune que intentan combatirlas, o las del tejido adiposo propiamente.

 

 

Saber cómo interaccionan los tipos celulares presentes en el nicho tumoral es fundamental para saber lo que le ocurrirá al paciente y, a futuro, predecir si tiene o no más probabilidad de metástasis.

 

 

En el Labnalcit, un espacio único en su tipo en el país, la comunidad científica encuentra los mejores citómetros y la mayor capacidad de técnicas posibles que esos instrumentos pueden brindar.

 

 

dca