La Arquidiócesis de México afirmó hoy que el Gobierno se ha quedado “corto” con las medidas de austeridad y que la elevada deuda pública del país “es una bomba de tiempo” que “hipoteca” el futuro de todos los ciudadanos.
Los mexicanos están cansados de soportar “un Gobierno que dice estar tomando medidas de austeridad para estabilizar la situación, pero que se ha quedado demasiado corto”, señala el más reciente editorial del semanario de la Arquidiócesis, Desde la fe.
“Basta con conocer la fortuna que nuestras autoridades invierten en festividades y premios para darnos cuenta que hay muchos rubros por recortar antes de castigar aún más al empobrecido pueblo mexicano”, respaldó la Arquidiócesis.
Como ejemplo señaló que, de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda, el Gobierno federal “derrochó en el 2016, con cargo al erario, casi 30 mil millones de pesos (1.475 millones de dólares) en festejos y premios a servidores públicos”.
El editorial también expresa la preocupación por la deuda pública “estratosférica”, que supone el 47,9 por ciento del producto interno bruto. “Es una bomba de tiempo que se encuentra activa al hipotecar el futuro de cada mexicano”, alerta.
La Arquidiócesis señaló como otra muestra del hastío de la ciudadanía la reacción al conocido popularmente como “gasolinazo”, es decir, el aumento de los precios de las gasolinas implementado el 1 de enero pasado.
El alza, de entre un 14 y un 20 % dependiendo del tipo de combustible, “provocó una inestabilidad que rebasó los límites del orden”, afirmó la Arquidiócesis, al recordar los disturbios y protestas que causaron al menos seis muertos y más de 1.500 detenidos.
La secretaría de Hacienda informó la pasada semana de que los precios máximos de las gasolinas y el diésel se mantendrán hasta el próximo 17 de febrero sin cambios con respecto a los del mes de enero.
Sin embargo, “México no tiene refinerías como por arte de magia ni ha dejado de importar gasolinas del exterior”, recordó la Arquidiócesis.
“Suspender ‘gasolinazos’ por motivos electorales sería otra bomba a estallar en las manos”, afirmó la institución católica, consciente, aun así, que otro aumento en los precios como el de enero “no sería aceptado”.
jram