MADRID. El partido español de izquierdas Podemos dio el poder a Pablo Iglesias en la pugna que mantenía por el liderazgo con su hasta ahora lugarteniente, Íñigo Errejón, y afronta ahora el reto de la unidad entre sectores que en las últimas semanas han demostrado un fuerte enfrentamiento.

 

 

Creado en 2014 para recoger parte del descontento social con los políticos tradicionales Podemos experimentó en estos tres años una crisis de crecimiento, puesto que ha entrado en las instituciones pero todavía tiene un alma callejera y de movilización.

 

 

Esas dos caras y la estrategia que la sustenta estaban en la base de la disputa entre Iglesias, defensor de la presión social como arma política, y Errejón, más partidario del trabajo en las instituciones. Aunque Errejón no era candidato a la secretaría general frente a Iglesias sí presentó una lista alternativa al principal órgano directivo, el Consejo Ciudadano, que fue derrotada.

 

 

La lucha de fondo también se daba en la votación de los documentos sobre el modelo de partido y la estrategia política, en los que el sector de Iglesias también se ha impuesto.

 

 

Durante todo el fin de semana los asistentes al congreso, un antiguo coso taurino reconvertido en polideportivo, gritaron en favor de la unidad, un síntoma del temor al cisma en este partido, en especial después de que en varias federaciones territoriales ya se hayan producido ceses y destituciones en cargos públicos en minoría.

 

 

Iglesias, de 38 años, se comprometió a trabajar por llevar al Parlamento las demandas de la sociedad civil y para “seguir siendo” la oposición al PP, que también clausuró hoy su congreso nacional a unos kilómetros de distancia, con la reelección como líder de Rajoy, Presidente del Gobierno español.