Finalmente se llevó a cabo la marcha que nació dividida. A pesar de que #VibraMéxico tuvo una convocatoria sólida y dejó claro desde el principio que el mensaje que se pretendía enviar era la “unidad de los mexicanos”, la intervención, descalificación y oportunismo de organizaciones cuyo negocio es ir -sitamáticamente- en contra de todo lo que huela a Estado, restaron brillo e impacto a una movilización que se desvirtuó en muy pocos días.
Pareciera que los mexicanos no tenemos la capacidad de organizarnos para un fin común. Desde antes de que Donald Trump jurara como Presidente, se han dado cientos de manifestaciones de repudio dentro y fuera de los Estados Unidos. En México, nuestra mayor protesta fue colocar la bandera tricolor como foto de perfil en redes sociales y sistemas de mensajería, pero incluso ésta duró poco, porque rápidamente hubo quien puso a circular una absurda cadena en la que se advertía de que todo era una campaña del PRI para fijar los colores en la mente y que el impulso nos llevará a tachar su escudo en las próximas elecciones, como si fuéramos … tontos. Hubo que cambiarla por el Escudo Nacional.
Después de semanas de incisivo golpeteo por parte de la administración Trump, líderes sociales llaman a salir a la calle, como mexicanos, y demostrar qué hay repudio generalizado a ser el costal con el que el presidente de los Estados Unidos quiere demostrar al mundo su fuerza o dominio. No pasan unas horas y surge una nueva marcha, con otros liderazgos. ¿Cómo demostrar unidad si hay dos manifestaciones simultáneas? A regañadientes aceptan unirse, habrá una sola marcha. Sin embargo, los grupos de siempre, los que consideran que ir en contra de todo es lo de hoy, siembran las redes con ideas que merman todavía más en el ánimo de la gente indecisa. Que si es pro o anti-Peña, que si es una cortina de humo, que si no sirve de nada, etcétera. ¿El resultado? No más de 15 mil personas según cifras de la Policía de la Ciudad de México.
Como suele suceder, las cifras son cuestionables y hoy nos encontramos con varios números finales, Lo cierto es que la radicalización de muchos no permitió que la marcha anti-Trump brillara con todo su potencial. Entre las pancartas alusivas al sentimiento anti-inmigrante que hoy late, aparecen otras con mensajes relacionados al gasolinazo, a la corrupción, al paradero de Duarte, al cinismo de Borge, y más. Si bien son cuestionamientos válidos, legítimos y necesarios, rompen con el mensaje de origen. A diario tenemos manifestaciones, tan diversas como numerosas, que buscan protestar por los males casi endémicos que azotan a nuestro país. ¿No podíamos, por una vez, unirnos para que la voz de la protesta sonara más fuerte? Para muchos no es negocio.
Sinaloa, otra vez
Si bien nunca se ha ido, la violencia relacionada con el crimen organizado ha cobrado fuerza en Sinaloa. Culiacán, Navolato y Los Mochis, entre otros poblados, han vivido enfrentamientos entre bandas rivales y fuerzas federales que han dejado decenas de muertos. Autoridades lo atribuyen a la extradición del “Chapo Guzmán”, pero lo cierto es que los grupos criminales han tomado por sorpresa al joven gobierno de Quirino Ordaz Coppel, quien ha dejado ver que no cuenta con un estrategia sólida que le permita hacer frente al músculo del narco en esa entidad. Ojalá sepan, muy pronto, qué deben hacer y cómo. El tiempo corre.
Gracias
Hoy inicia esta columna en 24 horas. Gracias a Toño Torrado, a Eduardo Salazar y a Alfredo González por la confianza. Aquí nos leemos, sin muros.