WASHINGTON. El presidente Donald Trump pasó hoy a la ofensiva total en su guerra contra la prensa, acusando a los medios de fabricar historias sobre sus nexos con Rusia, de actuar con deshonestidad y de ser voceros de intereses especiales y no de los estadunidenses.
“La prensa está fuera de control. El nivel de deshonestidad está fuera de control. Deberían estar avergonzados”, acusó el mandatario durante una sorpresiva y contenciosa conferencia de prensa en la Casa Blanca, en la que no eludió por momentos confrontar a reporteros de medios vistos como hostiles a su persona.
Trump ofreció un recuento de las cuatro semanas de su administración, e insistió que su gobierno “está funcionando como una maquinaria bien afinada”, e insistió que si la percepción es diferente, ello es culpa de la sesgada cobertura de la prensa.
“Los medios están tratando de atacar a nuestra administración porque saben que estamos siguiendo las promesas que hicimos y no están contentos por cualquier razón”, dijo, y dirigió muchos de sus ataques contra el diario The New York Times y la televisora CNN.
Trump pasó así por alto los tropiezos que han significado la renuncia de su asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn; el retiro de su nominado a secretario del Trabajo, Andrew Puzler, y el bloqueo de su orden ejecutiva para imponer un veto migratorio sobre países mayormente musulmanes.
Explicó que su decisión de último momento para llevar a cabo esta conferencia de prensa, que se extendió por espacio de casi 90 minutos, fue porque “quiero llevar mi mensaje directamente a la gente”.
El mandatario destacó los logros de su naciente administración, al asegurar que cuando asumió la presidencia “heredé un desorden en casa y afuera”, incluido el ascenso del grupo terrorista Estado Islámico y del Levante.
Trump insistió en presentar la historia de los contactos de su administración con Rusia como un ejemplo de las noticias falsas que la prensa está fabricando para desacreditar a su gobierno frente a la derrota sufrida por los demócratas en la elección presidencial.
“Rusia es noticia falsa. Noticias falsas sobre un acuerdo”, acusó, a la vez que defendió su decisión de buscar un acercamiento con Moscú pese a que las dos anteriores administraciones fracasaron en ese intento.
Explicó que su decisión de pedir la renuncia a Flynn fue consecuencia de que éste no fue transparente con el vicepresidente Mike Pence sobre el contenido de su llamada telefónica con el embajador de Rusia ante la Casa Blanca, y no porque haya incurrido en alguna ilegalidad.
El mandatario renovó sus ataques contra las filtraciones y destacó los casos de sus llamadas telefonicas con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, y el primer ministro de Australia, Malcolm Turbull.
Insistió que su gobierno buscará castigar a los responsables de esas filtraciones, información que reconoció es real, y sugirió que éstas serían el trabajo de funcionarios de la administración del expresidente Barack Obama, que aún se mantienen dentro del gobierno.
Adelantó que su nueva orden ejecutiva sobre el veto migratorio, que anunciará la próxima semana, será ajustada al fallo de la Corte de Apelaciones del Noveno Distrito, con sede en San Francisco, que calificó como “mala”, y proveniente de una instancia judicial que “está en caos”.
Cuestionado sobre el futuro del Programa de Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA), el mandatario calificó el tema como “muy difícil” y dijo que su administración lo enfrentará “con corazón”.
jr