ROMA. La guerra y el colapso de la economía han dejado a unas 100 mil personas en riesgo de inanición, mientras otro millón fueron clasificadas al borde de padecer hambruna en diversas zonas de Sudán del Sur, donde se declaró hoy una situación de hambruna, alertaron tres organismos de la ONU.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) advirtieron también que se necesitan medidas urgentes para evitar que más personas mueran de hambre.
Los tres organismos de la ONU dijeron que si se suministra con urgencia ayuda sostenida y adecuada, la situación podría mejorar en los próximos meses y evitarse un mayor sufrimiento.
Asimismo, señalaron que se espera que el número total de personas en situación de inseguridad alimentaria aumente a 5.5 millones en el punto álgido de la temporada de carestía en julio, si no se hace nada para frenar la severidad y propagación de la crisis alimentaria.
Según la actualización de la Clasificación Integrada de la de Seguridad Alimentaria en fases (CIF) publicada este lunes por el gobierno, los tres organismos de la ONU y otros socios humanitarios, 4.9 millones de personas -más del 40 por ciento de la población de Sudán del Sur- necesitan ayuda urgente de tipo alimentario, agrícola y nutricional.
Se necesita urgentemente acceso humanitario sin trabas a todas las personas que se enfrentan a hambrunas o están en riesgo de padecerla para evitar una escalada de la catástrofe, según instaron las Naciones Unidas. Sólo puede frenarse la propagación del hambre si se amplía la asistencia humanitaria y llega a los más vulnerables.
La hambruna afecta actualmente a zonas del estado de Unity en la región norte-central del país. Una declaración formal de hambruna significa que la población ha empezado a morir de hambre.
La situación es la peor catástrofe de este tipo desde que comenzaron los enfrentamientos en el país africano hace más de tres años.
“La hambruna se ha convertido en una trágica realidad en diversas zonas de Sudán del Sur y ha ocurrido lo que más temíamos: muchas familias han agotado todos los medios con que cuentan para sobrevivir”, aseguró el representante de la FAO en Sudán del Sur, Serge Tissot.
La malnutrición es una grave emergencia de salud pública, incrementada por los combates generalizados, el desplazamiento de población, la falta de acceso a los servicios de salud y de saneamiento.
El informe de la CIF estima que 14 de los 23 condados examinados padecen malnutrición aguda global (MAG) igual o superior al umbral de emergencia del 15 por ciento, con algunas zonas llegando incluso al 42 por ciento.
“Actualmente se calcula que más de un millón de niños sufren malnutrición aguda en todo Sudán del Sur; y más de un cuarto de millón de ellos ya están gravemente desnutridos. Si no llegamos a estos niños con ayuda urgente, muchos de ellos morirán”, señaló Jeremy Hopkins, representante de UNICEF en Sudán del Sur.
“Instamos a todas las partes a que permitan a las organizaciones humanitarias un acceso sin restricciones a las poblaciones afectadas, para que podamos ayudar a los más vulnerables y evitar otra catástrofe humanitaria”, añadió Hopkins.
“Esta hambruna ha sido provocada por el hombre. El PMA y toda la comunidad humanitaria hemos estado tratando de evitar esta catástrofe con todas nuestras fuerzas, movilizando una respuesta humanitaria de una escala que francamente habría parecido imposible hace tres años”, indicó por su parte la directora en el país PMA, Joyce Luma.
“Pero también hemos avisado que la ayuda humanitaria no puede lograr muchos resultados sin haber una paz y seguridad verdaderas, tanto para los trabajadores de socorro como para las personas afectadas por la crisis a las que sirven”, refirió.
En todo el país, tres años de conflicto han socavado gravemente la producción agrícola y los medios de subsistencia rurales. El aumento de la violencia desde julio de 2016 ha devastado aún más la producción de alimentos, incluso en zonas que previamente eran estables.
El aumento de la inflación -hasta un 800 por ciento interanual- y el colapso de los mercados han afectado igualmente a zonas que tradicionalmente dependen de estos para satisfacer sus necesidades alimentarias. La población urbana sufre también para hacer frente a fuertes aumentos masivos de los precios de los alimentos básicos.
La FAO, el UNICEF y el PMA, junto con otros asociados, realizan operaciones de socorro masivas desde que comenzó el conflicto, e intensificaron esos esfuerzos en 2016 para mitigar los peores efectos de la crisis humanitaria.
En el estado de Bahr El Ghazal, entre otros, el equipo de evaluación de la CIF concluyó que la ayuda humanitaria redujó allí el riesgo de hambruna.
jr