Donald Trump pronunció el primer gran mensaje de su mandato después de su asunción el 20 de enero pasado en medio de la mayor polarización política de que se tenga memoria en Estados Unidos, generada precisamente por su obsesivo activismo tuitero y sus propuestas divisivas y nativistas.
Con una aprobación de 44%, una de las más bajas en la historia para un inicio de gestión de un jefe de la Casa Blanca, en su discurso de una hora, Trump Dllevó al Congreso un regalo para la clase media estadunidense, a la que le ofreció un recorte “enorme” de impuestos mediante una “histórica reforma fiscal” y dijo que “una reforma migratoria es posible” si se enfoca en mejores trabajos y salarios para los estadunidenses, la seguridad nacional y el imperio de la ley y en el mérito de los inmigrantes, sin dar más detalles.
El magnate se sacó un as bajo la manga cuando horas antes del speech en el Congreso adelantó la posibilidad de legalizar a migrantes sin documentos, aunque sin otorgarles la ciudadanía, una propuesta que fue como un “globo sonda” que suscitó numerosas dudas.
Trump no pudo resistir la tentación de invocar el tema del muro fronterizo con México, el cual dijo que “empezaremos a construir en breve, antes de lo previsto”, esta vez sin mencionar quién lo va a pagar. “Una vez concluido será “un arma contra la droga y el crimen”, pues permitirá “reinstaurar la ley en la frontera”, afirmó.
De forma muy sutil se refirió al Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), al que ha propuesto renegociar e incluso amenazado con cancelar, al exponer que cree “firmemente en el libre comercio” pero dijo que éste “tiene que ser justo”.
Un un ambiente fuertemente dividido, se atrevió a hacer un llamado a demócratas y republicanos a “trabajar juntos por una nueva reforma sanitaria” a fin de “salvar a los estadunidenses de este desastre del Obamacare”, al que le atribuye todo tipo de defectos.
Además, defendió su propuesta del “mayor aumento del gasto militar en la historia del país” al señalar que dotará al Ejército de “los medios necesarios para prevenir la guerra”. Eso es, precisamente, lo que preocupa a tantos.
En materia de lucha antiterrorista prometió un plan para “demoler y destruir al Estado Islámico”, al que acusó de ser una “red de salvajes sin ley que han masacrado” hombres, mujeres y niños de todos los credos y prometió trabajar al lado de países aliados, incluidos “amigos del mundo musulmán” para eliminar a este “vil enemigo”.
En otro momento, pidió a los políticos de ambos partidos para “aprobar una ley que promueva la selección de centros escolares para los más desfavorecidos, incluidos millones de niños afroamericanos y latinos”. El presidente asegura que estas familias “deberían tener el derecho” de elegir la escuela que sea mejor para ellos.
A manera de provocación los demócratas escogieron para que le respondiera a una “dreamer” mexicana, Astrid Silva, quien para colmo le habló en español, un idioma que parece detestar, por lo menos cuando se habla en Estados Unidos.
Esta joven, la misma que fue oradora en la Convención Nacional Demócrata de hace un año que ungió a Hillary Clinton como candidata presidencial, le echó en cara sus políticas xenófobas y le hizo en español algunos reproches por la cacería de inmigrantes que ha emprendido.
A la sesión asistieron los hijos de Guadalupe García de Rayos -Angel y Jacqueline, de 16 y 14 años- que fue expulsada de Estados Unidos el pasado 9 de febrero y que se ha convertido en el símbolo de la política de deportaciones de Trump.
Trump no se quiso quedar atrás e invitó a familiares de las víctimas de tres personas asesinadas por migrantes indocumentados.
Una de las ausencias más notorias fue la de la jueza de la Corte Suprema, Ruth Bader Ginsburg, de 83 años, que no esconde su rechazo hacia Trump.
Fue la primera vez en mucho tiempo en que no tuvo un auditorio a modo, conformado por masas de fanatizados partidarios que lo aclaman a coro. Sobre todo quizá le provocó cierto escozor ver a un grupo de legisladoras vestidas de blanco en defensa de los derechos de las mujeres en honor a las activistas que conquistaron el derecho femenino al voto en Estados Unidos.
Como el profeta Daniel de los relatos bíblicos, Trump estuvo frente a frente ante las fieras y se dio cuenta que no es lo mismo hablar al coro fácil de sus aduladores que ante quienes le exigen rendir cuentas y están decididos a acorralarlo hasta el final de su gestión.
Algunos temas abordados
Muro fronterizo
Reforma sanitaria
Migración
Libre Comercio
Lucha contra la corrupción
Seguridad Doméstica
Mas presupuesto a la Defensa
Lucha contra el Terrorismo
Reforma Fiscal
Diferencias partidarias
Plan de Infraestructura
Educación
Oleoductos en Dakota
OTAN
“Espíritu Americano”
“Hemos gastado billones de dólares en el extranjero, mientras nuestra infraestructura en casa se ha deteriorado fuertemente “
“América está dispuesta a encontrar nuevos amigos, formar nuevas alianzas, allí donde compartamos nuestros intereses. Queremos armonía y estabilidad, no guerras ni conflictos”
Réplica
“La América que yo amo me enseñó a aceptar a la gente que son diferentes, no a rechazarlas. A mirar siempre hacia adelante, no atrás, a trabajar juntos en vez de permitir que las diferencias nos dividan”
Steve Beshear
Ex gobernador de Kentucky
“El discurso del Presidente fue divisivo, y tiene como fin causar miedo y terror. Sirve como evidencia y recordatorio de que los planes y la visión del presidente Trump y los republicanos van completamente en contra de nuestros valores como demócratas, como estadunidenses y como seres humanos”
Astrid Silva
Joven indocumentada de origen mexicano