El sábado pasado, el PRI cumplió 88 años de existencia a los que llegó como todos los que alcanzan esa edad: viejo, traqueteado, cansado, desvencijado… y sin muchas esperanzas de una larga vida política.
Pero eso no fue impedimento para seguir con la tradición del festejo. Más aún, los dirigentes del “nuevo PRI” del siglo XXI lo presentaron como un partido vigoroso, capaz de vencer todas las adversidades que están viviendo y las que vivirán en un futuro no muy lejano, digamos que no más allá de 15 meses, cuando tengan lugar las elecciones de 2018.
Los dirigentes del “nuevo PRI” podrán decir lo que quieran: que si es el partido histórico de nuestro país, el más ganador, el que ha hecho las grandes aportaciones para el bien de México, el que le dio a la nación estabilidad constitucional sin interrupción alguna, el que ha dotado a México de una amplia infraestructura de educación pública, de seguridad social, de comunicaciones; el impulsor del libre comercio, de las reformas estructurales… y tantas cosas bonitas.
Sin embargo, los viejos y los nuevos priistas se niegan a reconocer que una gran parte de la sociedad los ve como aquéllos que procrearon y fomentaron la injusticia social, la violencia, la pobreza, la desigualdad y la corrupción, entre otros engendros.
Los dirigentes del tricolor echan pestes de sus detractores y enemigos políticos. Que si “el PAN es blando y rancio”, que si el PRD “es un sol que ya no ilumina ni la esquina”, que si Morena cuenta con “el mesías de la mentira y la demagogia…”. Y en un intento por demostrarle que el PRI es diferente, Enrique Ochoa evoca a Luis Donaldo Colosio, a quien recordó como el salvador de la patria, el que “evitó que México cayera en el círculo vicioso de tantos países hermanos de Latinoamérica, que perdieron décadas entre la anarquía y la dictadura”. Pero no se atrevió a rescatar algunas palabras pronunciadas por Colosio en el olvidado discurso del domingo 6 de marzo de 1994, ya como candidato a la Presidencia de la República:
“Como partido de la estabilidad y la justicia social, nos avergüenza advertir que no fuimos sensibles a los grandes reclamos de nuestras comunidades, que no estuvimos al lado de ellas en sus aspiraciones ni a la altura del compromiso que esperaban de nosotros. Tenemos que asumir esa autocrítica y romper con las prácticas que nos hicieron una organización rígida. Tenemos que superar las actitudes que debilitan nuestra capacidad de cambio”.
Éntrenle, priistas; éntrenle a la innovación y al cambio que hace 23 años exigía su desaparecido correligionario y déjense de demagogias. ¡Promuevan el cambio auténtico, el de verdad!, exigen algunos priistas. ¡Ya es muy tarde!, responden sus “enterradores”.
AGENDA PREVIA
En su gira por Japón, el titular de la Sagarpa, José Calzada Rovirosa, se reunió con el ministro de Agricultura, Silvicultura y Pesca, Yuji Yamamoto, y el líder del Partido Liberal Democrático, Nikai Toshihiro, con quienes exploró la posibilidad de ampliar el flujo comercial agroalimentario con ese país, que es nuestro principal socio comercial en Asia y el tercero en importancia para México, con exportaciones de alimentos que superaron los mil millones de dólares en 2016. Calzada estima que este año podrían rebasar los mil 400 millones.
Y ya que nos referimos al sector agroalimentario, está a punto de arrancar la segunda etapa de la campaña Mexicanos alimentando a Mexicanos, que impulsan la Sagarpa, ASERCA, el Consejo Nacional Agropecuario y la ANTAD, en donde el principal objetivo es promover entre la población el consumo de productos agropecuarios del país. En la primera etapa (noviembre/febrero) participaron 180 tiendas de autoservicio afiliadas a la ANTAD en la Ciudad de México y la zona metropolitana, de las cadenas Soriana, Chedraui, Comercial Mexicana (los de Walmart se portaron medio “mamilas”). En la segunda etapa pretenden llevarla a otras ciudades como Monterrey y Guadalajara; después a todo el país. Ante las amenazas de una “guerra comercial” con Estados Unidos se requiere más difusión de este tipo de campañas y consolidar la marca, consideran los “agroyuppies”.