Brasil, México y Colombia soportan los mayores costos financieros por efectos de las enfermedades cardiacas, según señala un estudio de la consultora Deloitte Access Economics efectuado en nueve países latinoamericanos y difundido en Quito.
Brasil, con 17 mil 300 millones de dólares; México con seis mil 100 millones, y Colombia con dos mil 400 millones, son los países de la región con los mayores costos financieros por enfermedades cardiacas.
A ellos le siguen Venezuela (mil 700 mdd), Chile (mil 400 mdd), Perú (900 mdd), Ecuador (615 mdd), Panamá (300 mdd) y El Salvador (200 mdd). La investigación, aunque recoge información de los nueve países, se centra en la situación de Ecuador, donde los costos financieros de 615 millones permanecen bajo la media regional.
La investigación de Deloitte sostiene que las enfermedades cardiacas son la principal causa de muerte en la región. Por ello, el estudio pretende brindar ayuda a los responsables de elaborar políticas sanitarias y al personal especializado, con una información sobre la carga financiera y la importancia de la prevención y el diagnóstico oportuno para garantizar una atención adecuada y minorar los costes para el sistema sanitario.
La investigadora jefe del estudio, Lynne Pezzullo, dijo que las condiciones para la prevalencia de enfermedades cardíacas han aumentado, entre otras causas, por el crecimiento en edad de la población. También por el aumento de factores de riesgo como el sobrepeso, la obesidad y la falta de ejercicio, añadió la especialista, que se enfoca más en el aspecto de la prevención para reducir los riesgos de morbilidad que llevan consigo tales trastornos.
Un tipo de prevención primaria es la capacitación sobre hábitos nocivos como fumar, la intervención secundaria tiene que ver con el tratamiento temprano de la enfermedad y una asistencia terciaria es el tratamiento en clínicas especializadas. Las probabilidades de muerte de un paciente cardiaco “son más altas cuando no hay un manejo adecuado de lo sugerido en las etapas dos y tres de prevención”, consideró la investigadora.
Por eso, “la idea es gastar más en prevención para ahorrar los altos costo del cuidado terciario”, apostilló Pezzullo al precisar que la mayoría de las personas que han padecido de insuficiencias cardíacas, también ha adolecido primero de hipertensión arterial.