Emocionados, engalanados, cobijados por todos los demás enamorados que compartieron su unión en una fiesta común, 3 mil 400 parejas dijeron “sí” a sus compañeros para unirse en matrimonio, en una emotiva celebración en el Zócalo.
Y había de todo, quienes apenas iniciaron una vida en común o quienes ya llevaban toda una vida juntos y pero querían casarse, por qué no. Y es que, dijo alguien al pasar, el matrimonio tiene mucho que ver no sólo con el amor sino con la voluntad.
Abigail Rosas y Edgar Martínez tienen un año de vivir juntos. Ya estaban buscando casarse por el Derecho civil. “Encontré muchas dificultades para hacerlo de manera individual. Ahora, con motivo de las Bodas Colectivas se dieron muchas facilidades”.
Ella considera que es una decisión muy importante, “por fin logramos consumar nuestro amor”. Lleva un bonito vestido azul, un ramo de rosas blancas en la mano y una sonrisa a flor de labios.
Va a tener fiesta, en su casa, con sus familiares y amigos, que ya la esperan allá. Mientras habla mira hacia lo lejano, hacia un futuro en el que tal vez espera envejecer con Edgar.
“Todo esto es muy padre, siempre y cuando estén decididos y quieran llevarlo a cabo…significa muchas cosas en muchos sentido, pocas personas le dan el valor que tiene”.
Apenas le den su certificado de matrimonio e iniciará sus trámites para casarse por la iglesia.
En la plancha del Zócalo las parejas aplauden, toman sidra, y ponen atención por si escuchan su nombre entre quienes salieron ganadores en la rifa de viajes a Acapulco, Cancún, Zihuatanejo y otros destinos de playa hermosos más.
No estuvieron solos, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, los acompañó feliz, porque esta fiesta se está convirtiendo en un ícono de esta ciudad y porque logró “con mucho” romper el récord de 2 mil 016 matrimonios consumados en año pasado en esta misma fiesta.
Saludó a todos, a las parejas heterosexuales y homosexuales, a los extranjeros (hubo de Argentina, Bolivia, Chile, China, Colombia, Honduras, Guatemala, España, Ucrania, Somalia, Libia, República Dominicana, El Salvador y Paquistán- y de otras nacionalidades que formaron parte de este evento.
“Hay tanto amor aquí, tanta pasión, que les trajimos a los bomberos por cualquier emergencia”, dijo en ptono de broma y les pidió el consabido “beso” para la foto.
De amigo, les pidió que se respeten y se quieran, que eviten los conflictos, que cuando haya dificultades se hablen de frente, con sinceridad. Vino el brindis y el pastel, en blanco con rosas del mismo color.
Un nudo se le hacía en la garganta. Parece increíble, tras 11 años de casados, aún tiemblan de emoción, y se arrebatan la palabra para contar lo que sienten.
Son Mercedes Martínez Sánchez y Jaime José Tenorio. Tienen dos hijos varones, de 7 y 9 años. “Teníamos una gran ilusión desde cuando…se lo debíamos a mi mamá. Ella ya murió, pero nosotros ya cumplimos”, dice ella.
Nuestros hijos, añade José, siempre nos preguntaban para cuándo nos casábamos. Quiero que sepan, añade, que entrego lo mejor de mi para mi familia, para ellos.
-¿Cambiará en algo su matrimonio?
“Seguro lo va a mejorar”, dice ella. “Mis hijos se van a sentir más seguros”, dice él. “Somos una familia que se lleva bien”, añade.
Si se pudiera pedir que una bella ilusión tome forma pudiera hacerse en las tantas sonrisas que se reunieron en el Zócalo. Había tantas promesas, tantas ilusiones, tanto amor en el aire que, seguramente, inspiraron a un hado para hacerlas realidad.