En “alineación total” con las políticas de equidad de género y respeto a los derechos humanos, la Secretaría de la Defensa Nacional transformó la Escuela Militar de Enfermeras en Escuela Militar de Enfermería, para abrir las puertas a los varones que quieran estudiar esa licenciatura.
Tras casi ocho décadas de ser una institución educativa militar que daba servicios exclusivamente a mujeres, a partir del 1 de septiembre próximo ingresará una nueva generación que estará integrada también por varones.
En la Escuela Militar de Enfermería, que es un internado, los alumnos podrán interactuar con sus compañeras únicamente en el área académica y de capacitación en educación física, aislados de cualquier intercambio físico.
La subdirectora de la todavía Escuela Militar de Enfermeras, la mayor María del Rosario Cardoso Reyes, explicó que esta institución educativa militar fue fundada en 1938, y en 1964 se estableció en el predio donde se ubica actualmente, en Lomas de Sotelo, muy cerca del Hospital Militar y de la propia Sedena.
El plantel, por instrucciones del comandante supremo de las Fuerzas Armadas, el presidente Enrique Peña Nieto, fue remodelado a fondo, lo que incluyó la construcción de nuevos edificios, para adecuarlos a la presencia de hombres.
El resultado es que 80 por ciento de las instalaciones será nueva y adaptada con tecnologías de última generación.
Durante un recorrido por el plantel, Cardoso Reyes informó que la escuela tiene capacidad para albergar 500 internos en los cuatro años de la licenciatura, que ahora tiene 305 mujeres y está en posibilidad de que cada año ingresen 120 nuevos alumnos, que a partir de septiembre serán también hombres.
Explicó que son admitidos no sólo cadetes de planteles militares, sino también de escuelas públicas o privadas que pasan los exámenes de admisión, tanto de conocimiento como cultural, psicológico y físico, y en los primeros seis meses de instrucción son enviados al Colegio Militar para su transición de la vida civil a la militar.
La Escuela tiene un edificio de tres niveles, con 18 aulas con capacidad para 25 cadetes cada una, y en otro edificio se encuentra la zona de dormitorios, diseñada para que los varones no interactúen con las mujeres.
La modernidad y la tecnología de vanguardia se pueden apreciar en los laboratorios de media, alta simulación y quirúrgico, donde los estudiantes pueden realizar sus prácticas con maniquíes “sensibles”, diseñados para que se les pueda diagnosticar, por ejemplo, el nivel de presión arterial, entre otros.
En esta zona, las y los estudiantes podrán simular que están asistiendo a un médico, incluso que intervienen en un parto, con un maniquí que mueve los ojos, emite sonidos, simula signos vitales y con la asistencia -a un costado- de una enfermera pediátrica, que cuenta con una cuna de labor radiada.
Un edificio más alberga el gimnasio, que cuenta con un área de usos múltiples, para deportes como fútbol rápido, voleibol, baloncesto y handball, así como acondicionamiento físico general; otra con aparatos para ejercicios cardiovasculares y una alberca semiolímpica.
La subdirectora informó que la edad máxima para ser admitido es de 23 años, que de cada 100 personas que ingresan a la licenciatura 70 se gradúan, y las 30 restantes declinan seguir su formación, principalmente porque deciden que no es la vocación que quieren seguir.
La estudiante de enfermería, sargento segunda de cadetes, Karina Camarillo Vázquez, aseguró que decidió estudiar esta carrera “porque es humana” y destacó la importancia que reviste la disciplina en el plantel y en su desarrollo profesional.
Subrayó que en los hospitales civiles o militares a los que acuden a realizar prácticas les obsequian un trato amable y grato, pues “tienen una expectativa grande y es nuestra responsabilidad cumplirla”.
Con orgullo, reveló que lo más grato que pueden recibir es un agradecimiento; “lo más bonito es ver a tu paciente cuando ya se va de alta y que te diga gracias, tanto el paciente como su familia”.