El sacerdote mexicano Óscar López Navarro, secuestrado el martes pasado en el nororiental estado de Tamaulipas, fue liberado la mañana de hoy por sus captores y “se encuentra bien”, dijo a Efe el obispo de Tampico, José Luis Dibildox.
El obispo indicó que López Navarro, titular de la parroquia de San José Obrero de Altamira, fue liberado entre las 09.30 y 10.00 hora local gracias a las oraciones, la presión ciudadana y al interés de las autoridades, y sin que mediara pago alguno.
El párroco, al que describió como “muy trabajador” y “muy querido” por la comunidad, “se encuentra bien afortunadamente” y descansando tras el susto que vivió, indicó.
Durante su cautiverio “tuvo la oportunidad de comunicarse dos veces por teléfono; estuvo bien, no lo maltrataron, no le hicieron nada, excepto el susto”, agregó Dibildox.
López Navarro, nacido en 1977 y perteneciente a la congregación de los Misioneros de Cristo Mediador, fue secuestrado la noche del martes cuando regresaba a casa desde su parroquia.
Sobre el rescate que habían solicitado los captores, el obispo de Tampico comentó que aunque “al principio estuvieron en un plan exigente, finalmente cayeron en la cuenta de que por ahí no iban a sacar nada y optaron por dar libertad al padre”.
La comunidad de misioneros a la que pertenece López Navarro “no cuenta con recursos”, señaló Dibildox, quien consideró que tal vez se trató de una “equivocación” o “un secuestro al azar”.
Detrás de esto “no hay ninguna otra causa sino simplemente la ambición de los secuestradores por sacarle dinero a alguien, le tocó desgraciadamente al padre, pero ya vieron que aquí no se podía hacer nada más”, insistió.
Sin embargo, “aún falta hablar con el padre, que nos explique mejor todo, no queremos presionarlo porque está descansando” y “tal vez más adelante podamos tener más información sobre ello”, agregó.
Durante años, Tamaulipas ha sido escenario de violentos choques entre grupos del crimen organizado, principalmente el cártel del Golfo y los Zetas, y de estos con las fuerzas de seguridad.
En enero pasado el sacerdote Joaquín Hernández Sifuentes fue hallado muerto en el norteño estado de Coahuila nueve días después de que fuera secuestrado.
El septiembre de 2016 dos párrocos más fueron asesinados tras haber sido privados de su libertad en un templo del municipio de Poza Rica, en el estado oriental de Veracruz.