Los terrenos invadidos en el Ajusco y sus alrededores aumentaron 14.7% entre 2010 y 2017, ya que hace siete años cubrían una extensión de mil 129 hectáreas y actualmente alcanzan mil 295.5 hectáreas en 191 asentamientos irregulares.
Según datos proporcionados por la delegación Tlalpan, hubo un incremento de 166.5 hectáreas invadidas que afectan áreas de alto valor ambiental y agrícola.
“Estos asentamientos de acuerdo al Programa Delegacional de Desarrollo Urbano 2010 ocupaban una extensión de mil 129 hectáreas, sin embargo ante la falta de medidas de control de las últimas administraciones la superficie afectada se incrementó en aproximadamente 166.5 hectáreas, lo cual ha implicado la afectación a zonas de alto valor ambiental, principalmente de vocación agroforestal y la disminución de las áreas agrícolas”, informó la Dirección General de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de Tlalpan.
De acuerdo a la dependencia, las zonas más afectadas por estos asentamientos irregulares son los poblados de San Miguel y Santo Tomás Ajusco y San Miguel Topilejo, además de las laderas de los volcanes Xitle, Ololique y Xictontle.
Dichas áreas son ecosistemas y agroecosistemas que proveen de servicios ambientales básicos para la sustentabilidad de la ciudad entre los que se encuentran, infiltración a los mantos acuíferos, captura de carbono y regulación del clima; además de la producción de alimentos que representan un canal alternativo para la seguridad alimentaria local.
La directora de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de Tlalpan, Columba López Gutiérrez, explicó que este incremento de los asentamientos se debe a la venta de terrenos ejidales, transacciones que tienen como objetivo la construcción de vivienda a pesar de que eso está prohibido al tratarse de un área natural protegida.
“Los propios poseedores de los terrenos los venden, pero tanto el que compra como el que vende sabe (que son áreas naturales protegidas), pero hay una necesidad de espacio, y la gente ve tierra barata. Lo que la gente lo que busca es quién le vende barato y rápido”, aseveró la funcionaria.
Para la encargada del medio ambiente en Tlalpan, al tratarse de un problema económico una solución sería apoyarlos con proyectos productivos de aprovechamiento ecológico a los ejidatarios para evitar que vendan los terrenos.
López Gutiérrez explicó que la invasión a estas zonas tiene diversas consecuencias ambientales, como que las construcciones impiden la recarga de los mantos acuíferos o la destrucción del hábitat para especies endémicas.
“Estas áreas presentan endemismo, que son especies que solamente se dan en ese lugar, y lo que nosotros buscamos es que no salgan afectados porque en ninguna otra parte las vamos a encontrar”, dijo.
Frase
“Lo que se necesita es que busquemos que haya mejores alternativas u otro tipo de incentivos económicos a través del Gobierno central para que ellos no se vean motivados a vender”
Columba López Gutiérrez
Directora de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de Tlalpan