Por orden del Presidente Donald Trump, fuerzas militares de Estados Unidos lanzaron misiles crucero contra un aeródromo en Siria, lo que supone el primer ataque directo estadounidense contra el Gobierno de Bashar Al Asad desde que comenzó la guerra civil en ese país.
El ataque por parte de EU se dio después de que este miércoles se produjera un bombardeo, con armas químicas, en una localidad al norte de Siria, en el que fallecieron decenas de personas.
Una fuente del Pentágono informó que 50 misiles Tomahawk fueron lanzados contra la base aérea de Shayrat, desde donde Estados Unidos piensa que partió el ataque con arma química.
Trump y el secretario de Estado, Rex Tillerson, habían aumentado la presión sobre el Gobierno sirio. De hecho, el funcionario diplomático dijo que se pretendía crear una alianza internacional que condujera a la renuncia de Al Assad. Por la noche, se supo que antes de tomar la decisión, Trump pidió información sobre las opciones militares en el conflicto al secretario de Defensa de EU, James Mattis.
En una breve declaración a la prensa, en Florida, el mandatario aseguró que el bombardeo responde al “interés vital de seguridad nacional” de EU de impedir la expansión de armas químicas y arremetió contra su homólogo sirio.
El presidente estadounidense fue determinante sobre el ataque a la población siria más temprano. “Se cruzaron muchas líneas. Mi actitud hacia Al Assad cambió mucho”, dijo el mandatario en referencia al bombardeo contra la población de Khan Sheikhun, que dejó 86 muertos según los últimos datos, entre ellos una treintena de niños.
“Cuando matas a niños inocentes, bebés inocentes, pequeños bebés, con un gas químico que es tan letal, eso cruza muchas, muchas líneas, más allá de una línea roja, muchas líneas”, sostuvo Trump. Y calificó el ataque como “un insulto a la humanidad del régimen de Assad que no puede ser tolerado”, sentenció.
La decisión de Trump fue adoptada en momentos en que está en Palm Beach, Florida, el presidente de China, Xi Jinping y generó una rápida reacción de Rusia, que advirtió sobre posibles “consecuencias” de una acción militar norteamericano en territorio de Al Asad, quien es apoyado por el Kremlin.
En Naciones Unidas, los miembros del Consejo de Seguridad siguen negociando una resolución en respuesta al ataque químico, pero hasta ahora están divididos.