Desde la última semana de marzo, el precio promedio de la gasolina en México subió seis centavos, en medio de un repunte en los precios internacionales del crudo, que fue compensado parcialmente por el fortalecimiento del peso frente al dólar estadunidense.

 
En el caso de la gasolina Premium, el precio promedio a nivel nacional registró un mínimo de 17.68 pesos por litro en la semana que inició el 27 de marzo, mientras que este lunes marcó un nivel de 17.74 pesos por litro, después de que tras el gasolinazo de enero el costo al consumidor comenzó a disminuir.

 
Con el nuevo esquema de precios, las variaciones diarias en el precio de los combustibles reflejan las fluctuaciones de los mercados del petróleo y cambiario. Así, en las últimas dos semanas, mientras el peso comenzó a recuperarse frente al billete verde, las cotizaciones del barril de petróleo empezaron a subir.

 

Infografía: Juan Ángel Espinosa

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El repunte en el mercado petrolero está relacionado con una posible prórroga del acuerdo para el recorte de la producción que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) examinará en mayo, en la reunión ministerial del comité de monitoreo del cártel, con la participación de grandes productores fuera del cartel.

 
Esto, después del histórico acuerdo del 30 de noviembre pasado, cuando la OPEP acordó limitar la extracción de petróleo hasta 32.5 millones de barriles diarios, es decir, 1.2 millones menos, y al que se sumaron productores fuera del bloque el 10 de diciembre, con una reducción en conjunto de 558 mil barriles.

 
A la expectativa de la extensión del acuerdo se suman otros eventos en Libia, que ha sido afectado por interrupciones en el bombeo a causa de enfrentamientos entre grupos armados rivales, y más recientemente el bombardero que lanzó la administración de Donald Trump sobre territorio sirio y la respuesta por parte de Irán y Rusia, quienes mantienen su apoyo al régimen sirio de Bashar al Asad.

 
No obstante, la recuperación de los precios del llamado oro negro ha estado limitada por el aumento en las reservas por parte de Estados Unidos, en donde la cantidad de pozos activos sube cada semana, y que no se ha sumado a ningún pacto de reducción de la oferta, situación que genera descontento entre los productores sauditas.