Andrés Granier, ex gobernador priista de Tabasco, está preso desde noviembre de 2013. Está acusado de desviar dos mil 600 millones de pesos.
Su encarcelamiento fue un triunfo político para el ahora perredista Arturo Núñez.
Jesús Reyna, ex gobernador interino de Michoacán, está preso desde abril de 2014. Fue la tapadera de su jefe político, el también ex gobernador Fausto Vallejo Figueroa, que junto con su hijo -se poseen muchos testimonios en su contra- mantenían relación con distintas bandas de criminales.
El encarcelamiento de Reyna y los múltiples señalamientos a los Vallejo, sin duda, son un triunfo político para el perredista Silvano Aureoles Conejo.
Tomás Yarrington, ex gobernador tricolor de Tamaulipas, recién detenido en Italia -dicen los especialistas- será el hilo conductor para procesar a sus antecesores y sucesores.
La campaña política-electoral del hoy gobernador, el panista Francisco García Cabeza de Vaca, fue muy clara: de llegar el “cambio”, se investigaría y se encarcelaría a los culpables. Por ello, muchos deben estarse mordiendo las uñas y a salto de mata.
Rodrigo Medina de la Cruz, ex gobernador de Nuevo León, también tricolor, fue detenido, pero logró su libertad en unas horas. Las investigaciones continúan y estiman que pronto volverá a la cárcel acompañado de varios de sus colaboradores -miembros de su gabinete- y familiares en primer y segundo grado.
El Bronco, Jaime Rodríguez Calderón, que se dice independiente, sabe perfectamente que el triunfo de su gobierno y su posible candidatura federal en 2018 dependen del éxito de sus investigaciones y detenciones. Hasta ahora se la debe a los neoleoneses.
También la única dama en la Conago, la gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, cumplió su palabra: el panista Guillermo Padrés Elías está preso desde noviembre de 2016 por defraudación fiscal y lavado de dinero. Su hijo también vive en un penal.
Uno de los casos más emblemáticos, en esta telenovela corrupta de gobernadores, es el caso Chihuahua. ¿Quién no recuerda al legislador panista sosteniendo una pancarta en enero de 2015 -en el pleno de la Cámara alta- donde se leía: “Qué vergüenza que en estas audiencias participe el corrupto César Duarte, sujeto a proceso penal. #NoMásCorrupción”?
El periodista y político le dio la voltereta al partido: ganó las elecciones y ahora el hombre sin bigote es prófugo de la justicia desde el 31 de marzo; pesa una ficha roja de la Interpol en su contra. Es buscado en más de 200 países.
Y como todos sabemos, primero cayó Flavino Ríos -quien permanece en arresto domiciliario- por facilitar un helicóptero oficial a su jefe. Y hace unos días dieron con el paradero de Javier Duarte.
No tiene desperdicio el posicionamiento del panista Miguel Ángel Yunes, horas después de la captura, lo que pronostica que no únicamente permanezca en prisión su enemigo después de extraditado, sino recuperar parte de lo que se robó.
La lista continúa, pero en esta ocasión debemos preguntarnos cuál será el paradero de los tres gobernadores que ya se van. En el caso del doctor Eruviel Ávila no hay señalamientos en su contra y quienes lo conocen bien, aseguran que es extremadamente cuidadoso en el manejo de los dineros públicos.
Pero ¿qué será de Rubén Moreira Valdez y Roberto Sandoval Castañeda? En el caso del gobernador de Coahuila, su apellido lo dice todo. Sus defensores aseguran que no existe el delito de portación de hermano prohibido, y que están peleados a muerte. Pero sus detractores aseguran que muy pronto tendrá que dejar el país para esconderse.
Y en el caso del todavía gobernador de Nayarit, el mandatario es un muerto viviente: Edgar Veytia, su gran amigo y cómplice, hasta hace unos días fiscal de su gobierno, sigue declarando sobre toda la relación que mantenían con el Cártel Jalisco Nueva Generación y todos los negocios que hicieron al amparo del poder.
Así es que no pierda de vista a Moreira y Sandoval, que son los siguientes.