El grupo terrorista Estado Islámico (EI) atacó ayer un convoy de la OTAN en Kabul, capital de Afganistán, donde al menos 8 personas murieron y 28 resultaron heridas, en lo que es el primer atentado del grupo en la ciudad desde que Estados Unidos lanzó el pasado 13 de abril, la llamada “madre de todas las bombas” contra una de sus bases.
La explosión ocurrió hacia las 7.45, hora local (3.15 GMT) en el centro de la capital afgana, cerca de la embajada de Estados Unidos, al paso de un convoy de la OTAN, informó el portavoz de la Policía de Kabul, Basir Mujahid.
Un portavoz de la misión de la OTAN en el país, William K. Salvin, confirmó a través de un comunicado el ataque de un suicida cargado de explosivos y que en la acción resultaron heridos tres de sus miembros.
En el ataque murieron ocho personas, incluidos mujeres y niños, y otras 25 resultaron heridas, aseguró el viceportavoz del Ministerio afgano de Interior, Najeeb Danish.
El Gobierno afgano reacción condenando enérgicamente el atentado y el presidente, Ashraf Gani, remarcó en un mensaje en Twitter que con este tipo de “cobardes ataques los terroristas ocultan sus sucesivas derrotas”.
El grupo terrorista EI reivindicó el atentado a través de un comunicado difundido en foros yihadistas por la agencia Amaq, órgano de propaganda del grupo terrorista.
El último atentado del EI en Kabul ocurrió el pasado 12 de abril, cuando cinco civiles murieron por el ataque de un suicida contra un vehículo de empleados del Gobierno en el exterior del Palacio Presidencial.
Un día después de ese atentado el Ejército de Estados Unidos lanzó la bomba GBU-43, apodada por los propios militares estadounidenses como “la madre de todas las bombas”, contra una base en las montañas del grupo yihadista en la provincia oriental afgana de Nangarhar, en el que murieron al menos 96 supuestos terroristas.
El ataque aéreo, autorizado por el presidente estadounidense, Donald Trump, supuso un duro golpe para el EI, aunque la agrupación terrorista negó que hubiera sufrido bajas.
aarl