Nacidos y muertos en la Ciudad de México, Luis Márquez Romay (1899-1978), fotógrafo y coleccionista de trajes típicos, y Carmen Romano Nolk (1926-2000), primera dama de México 1976 a 1982, son hoy el espíritu de la Colección de la Indumentaria Mexicana que posee la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ).
El objetivo de esa colección mantiene vigente la idea y el deseo manifiesto de Márquez Romay, en el sentido de “dar a conocer México a los mexicanos”, pues según sus observaciones, mucha gente no tiene conocimiento exacto de lo que es este país en materia de textiles, diseños, materias primas y confección de trajes típicos.
Más adelante, el acervo se nutrió con el aporte de Romano Nolk, quien donó su colección de trajes regionales, producto del trabajo de famosos diseñadores, quienes en algunos de sus viajes por el interior de la República Mexicana le obsequiaron el traje típico local. Por otro lado, la colección ha crecido con otras adquisiciones, menores pero más no menos vitales.
La maestra Martha Ríos Basurto, directora de esa colección, dijo durante una entrevista con Notimex, en el Museo de la Indumentaria Mexicana que cobija esos materiales y que se encuentra cerrado, que hace más de dos décadas trabaja sobre la idea original de Luis Márquez Romay, es decir, en la investigación y difusión de esos atuendos de México.
Aseguró que a través de la observación y revisión de todo lo que contiene el acervo, se ha dedicado a investigar los grupos étnicos que habitan este país, y consecuentemente, a sus trajes. Eso ha derivado en diversas exposiciones que ella dirige con el apoyo de una asistente personal y algunos estudiantes que cursan el Servicio Social en la citada casa de estudios.
Recordó que para cada exposición investiga en la biblioteca. “En alguna oportunidad hice trabajo de campo para conocer esos grupos indígenas, mismos que están vivos y han ido cambiando sus diseños y colores, por lo que se debe estar en contacto con ellos o con los investigadores que los estudian y atienden, para saber qué ha pasado con ellos”, subrayó.
Destacó que cuando se monta una exposición con esos trajes, “tratamos de hacer cédulas explicativas, pequeñas por cada traje, donde se comenta el origen, el significado de cada bordado, si está inspirado en lo prehispánico o en lo colonial”, y ejemplificó con el traje de China Poblana, vistoso y colorido, cuyo origen y significado ignora el gran público.
De acuerdo con la entrevistada, a lo largo de los últimos 20 años se han realizado en la UCSJ alrededor de 80 exposiciones, cada una de ellas con duración aproximada de tres a cuatro meses, y de esa forma, alumnos, maestros y el público que llega a asistir, hacen un “paseo” por México sobre la ruta marcada por sus trajes e indumentarias tradicionales.
Desde su perspectiva, pocos países tienen un abanico tan grande de grupos étnicos, cada uno con su cosmogonía propia, organización social, forma de ser y de pensar. Por esa riqueza, el promedio de asistencia a cada exposición que ella ha organizado, es de alrededor de 50 personas cada día, que si bien no son muchas, sí muestran gran interés.
La indumentaria mexicana, dijo, es muy cara no sólo en lo económico por el precio de las telas y los hilos, muchas veces poco comunes en el mercado, sino por las aplicaciones de piedras y bordados que la mayoría de las ocasiones demandan días y hasta semanas de trabajo. “Materiales sintéticos, como el acrilán, no dan los colores ni los tonos ideales”.
Otros valores propios de los trajes típicos mexicanos son, abundó Ríos en su declaración, el estético, el social y además, el que tienen por ser los embajadores y representantes de cada una de las regiones y estados del país ante el resto del mundo; otra cosa, de poca importancia, son los “estilizados” que usan voluptuosas modelos en ciertos espectáculos.
La base de la colección que resguarda la entrevistada es la donación que Márquez Romay hizo en 1977. Ese personaje inició su colección en 1922, al viajar por todo el país para luego recrear los trajes que había observado, porque entre sus aficiones tenía la de armar grupos de danza regional; posteriormente vino la de Carmen Romano de López Portillo.
“Ella donó sus trajes representativos de cada entidad federativa del país, mismos que eran confeccionados especialmente para ella. Son trajes interesantes porque fueron creados por grandes diseñadores mexicanos, como Ramón Valdiosera y el mismo Luis Márquez Romay, quienes retomaron bordados y colores, para hacer modelos costosos y estilizados.
Ramón Valdiosera Berman (Ozuluama, Veracruz-28 de abril de 1918-Ciudad de México, 11 de abril de 2017) fue un reconocido diseñador de moda, dibujante, y coleccionista mexicano. Su fama creció cuando presentó en Nueva York el color rosa bugambilia, mismo que pronto fue bautizado por la prensa local como “Rosa mexicano”.
aarl