“Pink Floyd: Sus restos mortales” es la primera retrospectiva que recorre, en un viaje multisensorial, los cincuenta años de historia de una de las bandas de rock más influyentes de todos los tiempos, una muestra que se abrirá el 13 de mayo en el Victoria & Albert Museum (V&A) de Londres.
Martin Roth, director del V&A, donde la exposición podrá visitarse hasta el 1 de octubre, afirmó hoy que Pink Floyd es una banda “impresionante” que ha sido capaz de crear una música “extraordinaria” durante cinco décadas, además de ser “pionera” en unir su particular estilo “musical y visual”.
Algo que, según Roth, demostraron “desde sus primeras actuaciones al comienzo de los años sesenta en las que utilizaban luces experimentales, hasta sus espectaculares shows en estadios de fútbol, pasando por las icónicas portadas de sus álbumes”.
La exposición marca el cincuenta aniversario del primer álbum del grupo, “The Piper At The Gates of Dawn” (1967) y de su primer sencillo, “Arnold Layne”, los comienzos de una banda que se tornaría en un icono cultural del siglo XX.
A través de portadas de sus discos, letras de canciones, vídeos, recortes de periódicos, piezas de música, obras de arte, instrumentos, fotos, y hasta un total de 350 objetos- algunos de ellos inéditos hasta la fecha- la recopilación permite al público sumergirse en el “exclusivo” mundo de Pink Floyd.
Una recreación de la furgoneta que utilizó la agrupación británica para sus primeros conciertos inicia la muestra, en la que, a lo largo de más de una decena de salas, la música y un ambiente psicodélico juegan un papel fundamental en la reproducción del universo de la banda.
Syd Barret (1946-2006), Nick Mason, Roger Waters y Richard Wright (1943-2008) se convirtieron en 1964 en Pink Floyd, nombre que escogieron como tributo a dos músicos de blues: Pink Anderson y Floyd Council.
En sus comienzos, donde empezaron a destacar entre el ‘underground’ londinense, se inspiraron para sus letras en clásicos de la literatura infantil; precisamente el nombre de su primer álbum era el de un capítulo del libro “El viento en los sauces” (1908), de Kenneth Grahame.
Cartas originales que Barrett mandaba a su novia así como dibujos de la época en la que Waters, Mason y Wright eran estudiantes de arquitectura en la Regent Street Polytenchnic (hoy la Universidad de Westminster) rememoran estos orígenes en la exposición.
En el año 1968 Barrett, a quien la muestra rinde tributo especial dedicando parte de una de las salas a su figura, abandonó la formación debido a sus problemas con las drogas, especialmente el LSD, y David Gilmour se incorporó como guitarrista y vocalista.
A partir de entonces, el grupo comenzó una prolífica etapa en la que se centraron en la elaboración de álbumes, en lugar de sencillos, y en la que buscaban crear su propio sonido utilizando desde nuevas tecnologías hasta objetos domésticos.
La exhibición examina cada uno de los álbumes de este periodo: “A Saucerful of Secrets” (1968), “Music from the Film More” (1969), “Ummagumma” (1969), “Atom Heart Mother” (1970), “Meddle” (1971) y “Obscured by Clouds” (1972), además de descubrir los conceptos que albergaban sus innovadoras portadas, diseñadas por el colectivo de diseño gráfico Hipgnosis.
El momento histórico de su carrera llegó con su octavo disco de estudio, “The Dark Side of the Moon” (1973). Fue el que catapultó a Pink Floyd a la fama internacional y se convirtió en uno de los de más éxito de toda la historia.
El álbum, que trata sobre problemas cotidianos, como el dinero, la muerte, la violencia o la locura, se mantuvo en las listas musicales durante 17 años seguidos y vendió más de 45 millones de copias.
La muestra continúa descubriendo los siguientes trabajos del grupo, en los que se desvela una conversión del idealismo al realismo reflejado en los álbumes “Wish You Were Here” (1975), “Animals” (1977), el mítico “The Wall” (1979), “The Final Cut” (1983), “A Momentary Lapse of Reason” (1987), “The Division Bell” (1994) y, veinte años después, “The Endless River” (2014), sú último trabajo.
Las mayores y más ambiciosas giras de los años ochenta y principios de los noventa las protagonizaron Pink Floyd, pioneros en la innovación en la logística y diseño sobre los escenarios, algo que puede apreciarse en la muestra a través de numerosas recreaciones.