Conformada por 120 piezas, la muestra Naa Pia’, Yo mismo”, de Francisco Toledo, se exhibe en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), donde el espectador podrá apreciar cómo el artista ha hecho de su propia imagen una mina de significados.
La exposición fue curada por Trine Ellitsgaard y contiene pinturas de Toledo antes del juicio final; en otras se ve al fundador del IAGO en diversas representaciones: como un niño negro, un insecto o un esclavo, además de su cerámica.
En entrevista difundida por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 1998 platicó que, en el fondo, en el autorretrato no busca hacer una obra idéntica a él, más bien cuida el color, la textura y la composición.
Próximo a cumplir 77 años de edad, y 50 como pintor, Toledo puso énfasis en que en varias épocas de su vida ha realizado autorretratos, en los que ha plasmado su juventud y madurez, y ahora, hace lo mismo con su vejez.
Recurre al autorretrato, dijo, porque es él el modelo más cercano que tiene. “Soy yo el que puede estar quieto o de frente al espejo, sin moverme, sin perder intimidad en el trabajo porque no hay otra persona a la cual estás dibujando”.
Al creador oaxaqueño le gusta ver autorretratos, una de sus referencias es aquel creado por Rembrandt; una obra increíblemente bella, según Toledo, tanto que viajó a Alemania sólo para admirarla.
Sobre si cuesta trabajo pintar la vejez, el artista señaló que no, que sólo los rasgos se acentúan. “Hay algo que hace que sea más fácil reconocerme, que el parecido pueda ser más verídico ahora a diferencia de hace unos años, pero nunca la preocupación fue que tenía que parecerme, de poner todas las arrugas, me quito y me pongo arrugas como quiero”.
Para esta serie, Toledo utilizó hoja de oro y de plata, también hay algunas piezas en cerámica y obras en papel. Toda la pintura la elaboró en los últimos meses.
Guillermo Santos escribió en el texto de sala que la muestra “Naa Pia’, Yo mismo” es un acontecimiento digno de mención, pues es como si Toledo volviera sobre sus pasos, como si diera con ello una nueva mirada al conjunto de una obra que ha estado en continua experimentación.
“El artista vuelve a comenzar una y otra vez, sus fuerzas se renuevan con cada exposición, por ello no es inusual que nazca ya mayor, como uno de esos relatos que Toledo suele rememorar en torno al Istmo”, consideró Santos, para quien “Toledo ha hecho de su propia imagen una mina de significados”.
La exhibición permanecerá mes y medio en el IAGO, ubicado en Macedonio Alcalá 507, en el Centro Histórico de Oaxaca.