Las lágrimas en los rostros de madres e hijos, y demás familiares, resumían el cúmulo de emociones por reencontrarse, aunque fuera a través de un muro, el que marca los límites en el noroeste entre México y Estados Unidos.

 

En algunos casos, como el de María Fernanda y sus tres hijas, Teresa de Jesús, Diana y Vanessa, tenían 15 años de no verse, de no escuchar sus voces vivas y de intercambiar emociones visibles unas de otras y llorar, como hacía tiempo no lo hacían.

 

Pero eran lágrimas de alegría, sin importar que hubiera decenas de testigos, porque al final de cuentas esos 60 minutos podrían no repetirse; “15 años de no verlas”, comentó a María Fernanda, porque no ha sido posible conseguir la visa.

 

El caso de María Fernanda es uno de los muchos que hay en México, madres que vieron partir a sus hijos en busca de nuevos horizontes y que, como en esta situación, han pasado los años, sin que puedan verse, muchas de las veces por impedimentos migratorios.

 

Es una historia repetida, como hay miles, de mexicanos que emigraron a Estados Unidos con visa de turista, la cual, al paso de los años llegó alvencimiento y automáticamente se convirtieron en personas indocumentadas.

 

Otros caso presente fue el de Elizama, una mujer que junto con otros familiares fue a platicar con Jair, y ahí estuvieron por espacio de 60 minutos, charlando de una y otra cosa, Cuando se vieron por primera vez, de ambos lados se escucharon los sollozos.

 

Jair es un joven que reside en el estado de Carolina, por lo que tuvo que recorrer aproximadamente cuatro mil kilómetros para ver a su abuela Elizama y su pequeña sobrinita, quien con la inocencia propia, le preguntaba por su abuelita.

 

“¿Y mi abuelita, tío?”, preguntó la pequeña y todavía con la voz quebrada, Jair le contestó: “Está en su casa, allá muy lejos” y luego de esta pregunta, la familia se volcó en hacer un recuento de los años en que no se han visto físicamente.

 

Estos dos casos ejemplifican a miles de familias mexicanas, que al verse impedidos para frecuentarse por carecer de documentos migratorios, hoy aprovecharon el encuentro convocado por Ángeles de la Frontera, un organismo civil.

 

Ángeles de la Frontera llevó a cabo por segundo año este encuentro, en una convocatoria abierta, tanto en el lado mexicano como en Estados Unidos, utilizando las redes sociales para hacer el llamado, al que muchos respondieron.

 

El evento, Festejo a las Madres, tuvo lugar en el muro que divide en Playas de Tijuana, casi en colindancia con el Océano Pacífico, aprovechando el Día de las Madres en México el 10 de mayo, y en Estados Unidos el segundo domingo del mes.

 

Las familias, cuyos miembros comparten su residencia en México y Estados Unidos, tuvieron este sábado en el muro fronterizo no un punto de división, sino un punto de encuentro, el cual utilizaron para volcar sus emociones y llenarse de alegría.

 

jram