El fin de semana estuvo cargado de fake news.

 

Las redes sociales y algunos sitios web pseudoperiodísticos propagaron las versiones de que, primero, Juan Zepeda, del PRD, declinaría a favor de Delfina Gómez.

 

Segundo, que Josefina Vázquez Mota, del PAN, declinaba a favor de Zepeda.

 

Hubo incluso hasta quienes “informaron” el lugar donde “estaban reunidos’’ responsables de ambas campañas “acordando los términos de la declinación’’.

 

Lo curioso es que hasta medios considerados serios se fueron con la información falsa.

 

Las fake news se han convertido ahora en parte de las campañas políticas; lo vimos en las elecciones de Estados Unidos el año pasado y ahora lo vivimos de cara a la elección de gobernador en el Estado de México.

 

Aunque en una semana se eligen también a dos gobernadores más, Nayarit y Coahuila, la estrategia desestabilizadora se centró exclusivamente en el Estado de México; ésa es una medición de su importancia.

 

Lo único cierto hasta ahora es la declinación del candidato del PT, Oscar González, a favor de Delfina, que para efectos legales no tiene ninguna validez.

 

Los votos que obtenga el PT serán suyos y no se suman, como muchas personas creen, a Morena.

 

Igual pasaría con cualquier otra declinación; su carácter es puramente mediático, a la espera de que el beneficiario recibe unos cientos de votos más de parte de los partidarios del declinante.

 

El miércoles es el cierre de campaña establecido por la ley.

 

De aquí a la fecha quedan otras 48 horas para nuevas fake news, incluyendo algunas disfrazadas de encuestas “serias’’.

 

Ojo.

 

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Por cierto, los dueños del PT ya se alquilaron para ir en alianza con Morena en 2018, de acuerdo con López Obrador.

 

No es extraño; el PT lucha literalmente por no perder el registro, como le había ocurrido en 2015, cuando fue rescatado por el PRI y el PRD.

 

Ahora la franquicia espera que las encuestas que colocan al tabasqueño arriba en la carrera por 2018, le acerquen los votos necesarios con el fin de tener 3% que le exige la ley para seguir mamando de la ubre presupuestal.

 

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Tal y como se veía venir, ante el vacío de poder en Guerrero, reaparecieron un grupo de “policías comunitarias’’, supuestamente creadas para combatir a la delincuencia organizada.

 

Guerrero es el único estado que tiene reglamentada esa figura, que sólo se aplicó en algunos municipios.

 

Y es que hasta el propio ex gobernador Ángel Heladio Aguirre reconoció el riesgo de permitir la proliferación de esos grupos que se crean para resolver un problema y terminan convertido en otro, y más grande.

 

Si no, pregúntele al ex comisionado para Michoacán, Alfredo Castillo, que al final de cuentas no pudo impedir que esos grupos aparentemente ciudadanos fueran infiltrados por la delincuencia organizada.

 

Se entiende la desesperación de la gente ante el desgobierno de Héctor Astudillo, pero en el corto plazo la vacuna es más dañina que la enfermedad.

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