WASHINGTON. La crisis por el elevado consumo de derivados del opio que está causando dolor en Estados Unidos, está también devastando a México y ha contribuido a un deterioro del orden público en comunidades rurales, señaló hoy el diario The Washington Post.
En un reportaje de primera plana titulado “La crisis de opio de Estados Unidos alimenta caos al sur”, el diario apuntó que las ganancias por la venta de heroína alimentan con armas a los grupos criminales que buscan controlar territorio y rutas de transportación hacia esta nación.
“El occidental estado de Guerrero es el centro de este negocio que produce más de la mitad de las amapolas de opio, el ingrediente básico para la heroína”, destacó el reporte del rotativo elaborado desde Teloloapan, Guerrero, por su corresponsal Joshua Parlow.
The Washington Post mencionó que la demanda de drogas en Estados Unidos ha hecho que aumente la producción de amapola en México, toda vez que el número de estadunidenses que usan heroína se ha triplicado a 435 mil personas de 2007 a 2014, de acuerdo con cifras de la Agencia estadunidense Antidrogas (DEA).
Un kilogramo de goma de opio deja ganancias de alrededor de 800 dólares a un granjero, pero puede venderse hasta por 50 mil dólares en las calles de Chicago.
“Lentamente, la economía de la región está siendo asfixiada por los grupos criminales”, indicó.
Granjeros y empresarios de la llamada Tierra Caliente dijeron al diario que los grupos criminales les cobran un peso por cada kilogramo de sus cosechas de mangos, pepinos y otros productos, y los obligan a comprar sus materias primas de abastecedores específicos.
Hace una década, añadió el rotativo, el cártel de los Beltrán Leyva dominaba la zona, pero la ofensiva contra los cabecillas de los grupos ha atomizado a las bandas criminales.
El diario identificó a Johny Hurtado Olascoaga “El Pez”, con base de operaciones en Arcelia, Guerrero, y a Raybel Jacobo de Almonte “El Tequilero” de Tololoapan, ambos fugitivos, como líderes locales de grupos criminales antagónicos.
A raíz de secuestros de invitados a bodas, maestros y enfermeras, residentes de Tololoapan decidieron crear grupos de vigilantes armados para contrarrestar la violencia.
“Los vigilantes tomaron control de la seguridad pública, colocando retenes fortificados con barricadas en la entrada del pueblo y levantaron fuertes en las colinas”, apuntó el rotativo.
El diario mencionó los esfuerzos de erradicación del gobierno mexicano, pero hizo notar que el área de cultivo de amapola pasó de unos ocho mil acres (unas tres mil 240 hectáreas) en 2005 a casi 70 mil acres (28 mil 300 hectáreas) una década después, según cifras de Naciones Unidas.
Aunque el reportaje destacó que la llegada del ejército mexicano logró tener bajo control el pueblo, señaló que la heroína que alimenta la violencia sigue saliendo en camiones hacia Estados Unidos a través de la carretera 51.
JMS