Algunos políticos se piensan distintos, se sienten diferentes. Algunos políticos piensan que están por encima del bien y del mal, que la ley no existe para ellos y que su situación de aforamiento les otorga inmunidad ante cualquier irregularidad.

 

Ellos mismos lo han creado haciendo de su particular sala de juegos, el lugar en donde se hacen intocables. Eso sí, es exclusivo.

 

De hecho, no entra nadie más allá de los que están jugando, a menos que quiera entrar alguien con mucha plata y apueste fuerte.

 

Entonces sí, le dan la bienvenida y entra en el grupo selecto y elitista sin que vuelva a tener problemas con nada ni con nadie nunca más. Claro que nada es para siempre; eso, los políticos no lo deberían olvidar. Los que se quedan fuera, es decir, con el resto de la ciudadanía, se ensañan. Tiene que pasar por las vicisitudes que ellos ignoran. Están los impuestos, término que desconocen o las obligaciones de cualquier buen ciudadano. ¡Ojo con no cumplirlas! Entonces en ese momento cae todo el peso de la ley, ésa que nunca les llega a ellos.

 

La comparecencia física del Presidente del Gobierno Español, Mariano Rajoy, en la Audiencia Nacional, programada para el 26 de julio con el fin de declarar sobre el caso Gurtel, es algo que no tiene precedentes. Este caso se sigue investigando, pero ya han caído unos cuantos. Se trató de la financiación ilegal del Partido Popular y los sobresueldos que recibían gran parte de los miembros del partido conservador allá por los 90 y los proemios del dos mil.

 

Rajoy y su equipo adujeron que el Presidente declararía por videoconferencia, en lugar de hacerlo de manera presencial, como lo han hecho el resto de testigos o imputados. Sin embargo, la Audiencia Nacional le ha obligado en hacerlo físicamente. Rajoy no va en calidad de Presidente del Gobierno, sino como un ciudadano más.

 

Este hecho no tiene precedentes en la historia de la democracia española. Primero, ver al Jefe del Ejecutivo declarando en los tribunales como testigo y explicando qué sabía sobre toda una red amafiada para hacer rico al partido y ganarse la cúpula del Partido Popular, un dinero extra. En segundo lugar también hay que remarcar que lo haga físicamente y no por videoconferencia.

 

Las presiones contra la Audiencia Nacional han sido duras. Sin embargo, los magistrados han conseguido imponerse y aguantar ante la presión de las altas instituciones políticas.

 

El 26 de julio veremos un hecho histórico. Mariano Rajoy tendrá que hacer ese paseíllo. Contará los pasos que tendrá que hacer de su coche a la Audiencia Nacional. Eso no hemos visto nunca. Y algo más: como testigo está obligado a decir la verdad. De lo contrario, las consecuencias pueden ser penales.

 

Creo que es muy saludable para la democracia, para el Estado de Derecho –esa frase que se le llena la boca a los políticos- y hasta para el propio Presidente.

 

A ver si va a ser verdad que al final todos vamos a ser iguales ante la ley. Pero eso, mi querido lector, no es así. El hecho de que veamos a Rajoy sentado en el banquillo en calidad de testigo puede amansar a aquéllos que están hartos de ver cómo los políticos caen una y otra vez en corruptelas, pero no les sucede nada.

 

La opinión pública española exige el anatema penal para los políticos. Pero no solamente eso. Sobre todo, que devuelvan el dinero. A lo mejor, si eso ocurriere, podríamos empezar a pensar que la ley sí es igual para todos.
aarl