Unos acudieron convencidos de la urgencia por reducir el uso de combustibles fósiles, otros porque han sufrido accidentes montando su bicicleta, pero todos aglutinados en torno a un objetivo: que los vean los conductores y que los respeten.
Así se vivió este domingo la onceava edición de la rodada “Desnudos ante el tráfico” en el que participaron alrededor de 300 ciclistas convocados por el Comité de la World Naked Bike Ride México (WNBR MX)
Desde las 10:00 horas se dieron cita en los inmediaciones del Monumento a la Revolución para comenzar con el body painting.
Adultos mayores, jóvenes, hombres, mujeres y hasta niños pasaron por las manos de los pintores.
No importaba el diseño del artista, importaba la consigna: hacerse visibles ante los automovilistas, y promover el uso de transportes de locomoción humana.
Margarita Hernández acudió por primera vez a una rodada ciclista y está convencida de que la movilidad en bicicleta en la Ciudad de México es posible.
Todos los días va de la colonia Morelos a San Ángel en su bici y aunque lleva apenas un año rodando así, ya tuvo su primer accidente.
“Fue en la Avenida Central, venía de Ecatepec y una camioneta quiso meterse a una gasolinería y me aventó porque no me vio, y si me vio, pues no le importó, ha sido la única vez que he tenido un accidente, pero aún así, claro que sí se puede trasladarse en bici por la ciudad”, comenta, mientras espera el aviso de salida, ya desnuda y pintada.
Mejor suerte ha tenido Jonathan Olvera, quien asegura que lleva ocho años trasladándose en bicicleta y nunca ha tenido un percance, “tan sólo me picudié una vez con un taxista, porque íbamos en la calle y me empezó a aventar el carro porque a fuerzas quería pasar, pero fuera de esa vez, no me ha pasado nada grave”.
Acudió a la rodada motivado por crear conciencia entre los automovilistas de lo vulnerable que se siente al rodar, y para tener contacto con más grupos ciclistas, ya que él pertence a uno y desea acompañar a más organizaciones a sus recorridos.
Por un instante, durante la salida del contigente por la calle Ignacio Ramírez, los curiosos y los morbosos parecían ser más que los ciclistas desnudos.
Durante su paso por Paseo de la Reforma, los peatones y los automovilistas estaban más interesados en sacar videos que en entender el sentido de la singular rodada.
El final del recorrido fue el punto de partida, donde los ciclistas tomaron sus ropas, cubrieron de nuevo sus cuerpos, y otra vez, ya sin la protección de la Secretaría de Seguridad Pública, se sintieron vulnerables hacia su siguiente destino.
ot