La delincuencia organizada transnacional afecta casi todas las economías del mundo. México por su ubicación, por su geografía y por su condición ha sido uno de los países que más ha padecido de la delincuencia organizada. Los instrumentos como la Convención de Palermo nos interesan, siempre hemos estado atentos y nos dan luz para legislación nacional y para impulsar mejores prácticas internacionales pero también es cierto que nuestra visión en México es que no sólo debemos de compartir información expos del delito.
Tenemos que generar mejores instrumentos legales, tanto nacionales como internacionales en los que los mecanismos de delincuencia, el mecanismo delincuencial de estas organizaciones tengamos claro el compartir ex ante cómo lo realiza.
México hoy está en un impulso muy importante sobre un cambio de arquitectura institucional de sus 33 procuradurías y fiscalías del país, está en la implementación de un Sistema Penal Acusatorio y está evolucionando de un paradigma constitucional que estaba en un Sistema Penal Mixto a este Adversarial más garantista con un enorme compromiso de protección a los derechos humanos.
No se entendería este esfuerzo internacional si no hubiera la convicción que sólo en una democracia constitucional puede desarrollarse y disminuir la desigualdad y por lo tanto la consecuencia del delito. Las políticas públicas no sólo deben de ser procuración de justicia o de seguridad, debe de ser sustancialmente políticas públicas que generen crecimiento económico, educación, bajar la desigualdad, tener un respeto irrestricto a los derechos humanos y ser una sociedad mucho más consiente del trato de dignidad de unos a otros.
La convención aquí y el tema de la delincuencia organizada trasnacional que tanto nos afecta a tantos países, sólo debe darse en el debate y en la reflexión de qué es lo que la motiva, cuáles son los espacios institucionales nacionales y cuáles son los espacios institucionales internacionales en los que les permitimos que puedan crecer.
Hoy la Agencia de Investigación específica del crimen organizado mexicana, tiene como cabeza gente experta sobre la búsqueda del dinero, tenemos que atacar sus redes, tenemos que atacar su estructura económica, tenemos que aumentarles los costos para que éstos vayan siendo direccionados a otros delitos que menos afecten.
México después de haber enfrentado problemas con delincuencia organizada muy potente, de ser un problema de seguridad nacional hoy se ha trasladado a un tema de seguridad pública. No sólo México sino todo el continente americano tienen un aumento de la violencia pro el crimen organizado.
Y he compartido con otros fiscales y procuradores de nuestro continente y la mecánica delincuencial de muchos de estos delitos es idéntica, pareciera que se estuvieran fusionando éstos cárteles o estas mini bandas y que la violencia sería su marca y que las estructuras utilizan el sistema financiero nacional e internacional y nos tenemos que compartir en dónde está fallando las normas prudenciales del sistema financiero que pueden ser utilizado por la delincuencia organizada.
Platicando con fiscales y procuradores de la región nos empezamos a intercambiar puntos de vista tanto en el crimen organizado transnacional como en el crimen organizado como el de la delincuencia organizada vinculada a la corrupción.
Por el mes de agosto nos vamos a juntar alrededor de 16 procuradores y fiscales en México para compartirnos mecánicas de investigación que ataquen a la realidad actual sobre la mecánica de la delincuencia organizada.
Nos permiten estos instrumentos como la convención de Palermo hacerlo pero tenemos que ir un paso más allá, nosotros estamos comprometidos, México y la región, en poder atacar este flagelo.
Como decía el juez Giovanni Falcone a quien me complace honrar el día de hoy, para que una sociedad vaya bien, se mueva en el progreso, en la aceptación de los valores familiares, del espíritu del bien de la amistad, para que prospere sin contraste entre sus miembros para emprender el cambio hacia un mejor mañana basta que uno cumpla su propio deber.
Una visión de un jurista de largo alcance, tal cual, como si hubiera dictado el Artículo tercer constitucional mexicano que define a la democracia como un estilo de vida no una estructura legal y política sino una estructura de vida que genere el mejor camino social, económico y cultural de nuestra población.