En principio es necesario dejar en claro que la estrategia política que impulsa el PRD, rumbo a la elección del próximo año, no es en favor de nadie, ni para atajar a nadie. Es muy simplista esa manera de ver la política o sencillamente es negarse a ver la realidad. Los extremismos y la demagogia que no aportan, pero sí dividen, son lo que ha vulnerado la incipiente democracia mexicana.
El país padece una falta de credibilidad en la política y con los políticos, pero ello tiene su fundamento en la crítica situación que vive el país por los temas de inseguridad, violencia, corrupción, desempleo y estancamiento económico que hasta ahora no encuentran solución, y menos se ve la perspectiva.
La elección de 2018 no es un concurso de popularidad, como algunos pretenden reducir la decisión que tomarán los ciudadanos en las urnas el próximo año, sino la confrontación de propuestas para la recomposición política de la nación. No es, no debe ser sólo con el fin de elegir al próximo mandatario para los siguientes seis años, sino el programa común para llevar al país por mejores puertos de bienestar y progreso en pro de los ciudadanos.
En el México actual no hay espacio para que una sola fuerza política sea hegemónica. Los ciudadanos con su participación y con su voto han instaurado la pluralidad que hoy se tiene. Ese simple hecho debe obligar a que los actores políticos y los partidos sepan actuar con madurez y honestidad para plantear salidas a la crisis y no sólo su administración por beneficios personales.
El Frente Amplio Democrático, que promueve el PRD, es una propuesta que involucra a todas las fuerzas políticas, personalidades, partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil. Es una propuesta que busca agrupar a los diversos pensamientos e ideologías del país para dar el paso de la simple alternancia del poder, a la transformación política, social y económica de México. Tarea que ya no debe ser postergada.
Seguir en el esquema de elegir sólo al hombre que salvará al país es mantener la visión presidencialista, paternalista del poder en un solo hombre. Pero ésas son historias propias del siglo pasado.
La propuesta del Frente Amplio Democrático busca acelerar el proceso de recomposición nacional, en donde el centro está puesto en lograr mejores condiciones de vida para la gente, a partir de un programa y una plataforma común. Con esta iniciativa, el PRD empieza abriendo caminos y tendiendo puentes para la negociación política, en donde, de inicio, no se rechaza ninguna propuesta.
Las condiciones generales del país no están para egoísmos o banalidades. No se trata de un tema de derechas o izquierdas; se trata de que el pluralismo, la reconciliación y la recomposición política estén en el centro, en donde los únicos ganadores y beneficiarios sean los ciudadanos de esta nación. El objetivo de este Frente Amplio es devolver la esperanza al país para sacarlo del marasmo en el que lo han sumido.
aarl