Cuando en 2008 la empresa estadounidense de lucha libre WWE llamó a sus filas al luchador mexicano Dos Caras Jr., la primera condición que le impuso fue olvidarse de su máscara y su personaje, heredados por su padre, y defender su nombre real, Alberto del Río.
La decisión no fue sencilla, pero su objetivo para hacerse de un nombre en Estados Unidos comenzaba con ese paso y al final fue con el que cobró fama.
Del Río debutó en México, a los 23 años, y tras ocho en la lucha libre mexicana atrajo la atención del empresario estadounidense Vince McMahon, dueño de la WWE, quien notó el potencial que tenía para atraer al mercado latino en Estados Unidos.
“Para trabajar y destacar (como luchador) en Estados Unidos necesitas tener las cualidades físicas y técnicas, (pero también) demostrar que las tienes”, contó Del Río en entrevista con Efe.
Con sus 1,96 metros de estatura y sus más de 100 kilos peso, poco comunes para los gladiadores mexicanos, Alberto comenzó a forjarse un nuevo camino, pero pronto se dio cuenta que en su profesión no se tienen que pedir las cosas, sino ir y tomarlas.
“Allá tienes que ir a derribar puertas, no a tocarlas, eso es lo que tienes que hacer, derribarlas, para que te empiecen a reconocer”, añadió el hijo de Dos Caras y sobrino de la leyenda del lucha libre, Mil Máscaras.
Del Río, de 40 años, recomendó a sus compatriotas luchadores “quitarse es la falsa idea que tienen de que la mejor lucha libre del mundo es la mexicana (…) hay que abrirse e ir dispuesto a aprender”.
Señaló que los tres mejores estilos de lucha libre en el mundo son el mexicano, el japonés y el estadounidense; “hay que combinarlos y tomar lo mejor de cada uno para hacer un estilo propio y así convertirte en uno de los mejores luchadores de mundo”.
Con ocho años en la lucha libre estadounidense, de 2008 a 2014 y un regreso entre 2015 y 2016, Del Río se apuntó como el mejor luchador de la última década.
Tras pasar por el cuadrilátero, en la lucha libre, y la jaula, en artes marciales mixtas (MMA), Del Río ahora está abajo del ring como presidente de la empresa Combate Américas, de artes marciales mixtas, que está dirigida a peleadores y aficionados de América Latina.
“No me gusta el ambiente ni la política de los promotores de la lucha libre, pero en las artes marciales mixtas es diferente, porque aquí ves al enemigo frente a frente y todo se demuestra en la jaula”, apuntó.
El luchador destacó el material humano que existe en México y el resto de América Latina para desarrollar peleadores de artes marciales mixtas y señaló que su empresa trabaja para encontrarlos y expandir sus eventos en la región.
“Ya nos han tocado la puerta para hacer funciones en varios países, pero en Costa Rica, Colombia y Chile se hará realidad a finales de 2017 e inicios del 2018”, adelantó Alberto, quien hoy presenciará una función en Ciudad de México y mostrará que también sabe “trabajar y pelear” abajo del cuadrilátero.
JMSJ