El consumo de pornografía se perfila como un nuevo factor que puede causar disfunción eréctil, a partir de una variación en la producción de una neurohormona en el cerebro, dijo hoy el investigador estadounidense Gary Wilson.

 

La dopamina es un neurohormona liberada por el cerebro cuando recibimos una serie de estímulos, entre los que la novedad y la sexualidad se sitúan a la cabeza.

 

“La pornografía de internet tiene más formas de subir la dopamina que la novedad sexual simple”, expresó el investigador, quien advirtió que hoy día el usuario de internet llega al orgasmo tras ver “docenas de videos”, reformulándose la experiencia sexual y hedonista.

 

Además, internet ofrece al usuario la visión de diferentes experiencias sexuales, desde fetiches a extrañas filias perturbadoras que, “aunque pueden provocarnos ansiedad, aumentan los niveles de excitación sexual”, señaló en una conferencia sobre sexualidad en la capital mexicana.

 

Los niveles de dopamina se elevan de manera más rápida que en el sexo tradicional, pues la pornografía puede ser considerada como un estímulo “supernormal”.

 

“Estos estímulos son aquellos que duplican las cualidades que encontramos muy atractivas”, explicó el ponente.

 

No solo eso, retó Wilson, “la pornografía de alta velocidad también permite controlar la dopamina con el ratón del ordenador”.

 

“Esto no podíamos hacerlo ni con las revistas, ni con los encuentros reales”, añadió.

 

El cerebro experimenta así dos procesos gemelos, la sensibilización y la desensibilización.

 

El primero permite elevar los niveles de dopamina, mientras que el segundo aumenta la tolerancia, haciendo a las personas dependientes de cada vez más estímulos para obtener placer.

 

El acto sexual tradicional, por tanto, se impregna inevitablemente de estos dos fenómenos.

 

“La sensibilización está detrás del condicionamiento sexual”, agregó, pues acostumbra al cerebro a “que se antoje el sexo bajo algunas condiciones”.

 

Las condiciones que impone internet son: “observar en lugar de participar, la novedad constante, buscar seguidamente otros videos, buscar otros fetiches”, detalló el investigador.

 

Así se produce la disfunción eréctil ocasional en las actividades sexuales, teniendo repercusiones en diferentes lugares del mundo.

 

Wilson tuvo contacto con muchísimos hombres a partir de su plataforma en internet. De 1998 a 2001 el grado de disfunción eréctil en hombres menores de 40 era del 2 o 3 %, antes de la aparición del porno en internet.

 

En 2006 todo cambió con la invención de los sitios de porno gratuitos. Muchos hombres de 50 y 60 años, reporta el experto, decían “no tener problemas sexuales hasta que estos sitios web fueron inventados”.

 

Wilson halló 7 estudios que “encontraron un salto consistente en el ratio de disfunción eréctil”, que pasó del 14 al 36 % desde la llegada del porno por internet.

 

dca