El bikini cumplió 71 años de feminidad y controversia, décadas en las que ha pasado de ser un símbolo de provocación a una muestra de libertad, gracias a mujeres icónicas que han abanderado la popularización del bikini desde ámbitos tan diversos como el cine o la realeza.
Supera las siete décadas en la moda y lo celebra con su propio Día Mundial, una fecha que conmemora el nacimiento de una prenda controvertida y que este verano mira al pasado, con diseños que recuperan el espíritu rompedor y sensual de sus inicios.
Las prendas de baño femeninas no han tenido comienzos fáciles, ni en la moda ni en la vida pública. A principios del siglo XX, el bañador supuso todo un escándalo que sólo quedó acallado con la llegada del bikini, en julio de 1946.
El ingeniero francés Louis Réard fue el inventor de esta nueva versión del traje de baño, dos piezas con un total de 76 centímetros cuadrados de tela, más que escasos a los ojos de autoridades políticas y eclesiásticas, que llegaron a tacharlo de “pecado” en la década de los 50.
Famosas que amaron el bikini
Su popularización fue posible gracias al apoyo de iconos de la belleza como Lucía Bosé, que en 1947 se atrevió a recoger su título de Miss Italia ataviada con un bikini más escueto que los de sus competidoras,y actrices como Sue Lyon, que en los años 60 remarcó la sensualidad de esta prenda en su papel de Lolita.
Una vuelta a los orígenes del traje de baño
El estilo “pin up” también tendrá su momento de gloria en playas y piscinas, gracias a los sujetadores “bandeau”, objeto de deseo en los 80, cuando Diana de Gales se paseaba por Mallorca con un diseño estampado de flores, y a modelos con tirantes que decoran el pecho con un pequeño lazo, como el bikini con el que Ursula Andress se ganó el sobrenombre de primera Chica Bond.
Andress dio el pistoletazo de salida de una larga lista de mujeres que, además de acompañar al Agente británico en sus aventuras, han puesto de moda algunos de los diseños de baño más míticos de todos los tiempos, como el sujetador triangular de Halle Berry en Muere otro día, que sigue siendo una pieza imprescindible.
El repunte del bañador también ha traído consigo la vuelta del trikini, entre los que se han impuesto los modelos multiposición, que se enrollan alrededor del cuerpo y evocan, inevitablemente, al explosivo traje de Rachel Welch en Hace un millón de años, en el que la parte superior y la inferior quedaban unidas por dos tiras de piel.
Todos estos diseños son una muestra de la evolución del bikini, que ha pasado de ser una provocación a un símbolo de feminidad y libertad, una prenda que ha conquistado la moda estival y, a día de hoy, sigue abanderando la reivindicación del cuerpo de la mujer.
aarl