Si en las grandes urbes es más caro comprar metros de aire que de suelo –es decir, el espacio hacia arriba para elevar rascacielos–, dentro del fútbol el futuro se ha hecho muchísimo más costoso que el presente.
Peculiar mundo donde se valora más lo que se intuye que puede llegar a ser que lo que es, mal haremos en extrañarnos de que un muchacho con escaso año y medio como profesional esté siendo subastado en cifras superiores a los 160 millones de euros.
Evidentemente, Kylian Mbappé apunta muy alto: velocidad, contundencia, dinámica, visión, técnica, elegancia, potencia, más un perfil personal que parece idóneo; según dicen, disciplinado, familiar, tranquilo, centrado en la profesión, alejado de excesos, respetuoso, con voluntad de aprender, no sólo ha sido descrito como delantero perfecto, sino también como el yerno al que casi toda familia quisiera entregar a una hija.
Luego vienen circunstancias muy complejas. ¿Cómo reaccionará ante fama y millones, ante la exigencia que supone ser el más caro de la historia, ante la competencia por un puesto con las principales figuras de este deporte, ante defensas y esquemas formulados para anularle, ante la expectativa de verlo brillar no una vez por quincena sino una vez por minuto, ante la presión, ante la obligación de ganarlo todo? Imposible determinarlo, aunque para los tiburones del fútbol europeo resulta todavía más riesgoso el exponerse a perder a la nueva perla del balón.
Basta con revisar los traspasos que a lo largo de la historia han roto el récord de más costosos, para encontramos de todo: desde quienes ya eran sin duda los mejores de ese instante (Johan Cruyff, Diego Maradona, Ronaldo, Zinedine Zidane), hasta cracks consagrados que elevaron exponencialmente su rendimiento (el español Luis Suárez, Ruud Gullit, Roberto Baggio, Cristiano Ronaldo) o promesas que en eso quedaron (Gianluigi Lentini, Denilson, a un año me atrevo a incluir ahí provisionalmente a Paul Pogba).
Lo que no veremos en el listado es a futbolistas menores de 19 años y con tan escaso rodaje en primera división, por mucho que haya historias como la de Pietro Anastasi: fichado por la Juventus en 1968 con 20 años, sólo dos temporadas profesionales en el humilde Varese y apenas once goles en Serie A…, pero tres de ellos a la propia Juve, encaprichada desde ese día con su incorporación.
Si como se insiste, Mbappé ficha por el Madrid, se encontrará con tres factores: primero, el esquema BBC tan defendido y últimamente criticado…, o caducado; segundo, las alternativas a la BBC, con Isco, Asencio y Lucaz Vázquez más que cualificados para aportar en ataque; tercero, llegar no sólo como obsesión presidencial, sino costando el doble de lo que supuso la de por sí millonaria salida de Álvaro Morata.
Jugadores muy distintos aunque emparentados en posición, Morata se fue al saberse alejado de la titularidad, algo que Mbappé en principio no estaba dispuesto a admitir.
Decíamos que el intangible aire es más caro que la tierra en Nueva York, Londres, Tokio. ¿Comprará algo tan poco tangible como el aire quien busque elevar un rascacielos con el adolescente del Mónaco como pilar? La respuesta no debería de esperarse antes de 2 o 3 años, aunque dado el volumen de la operación, se exigirá desde el debut mismo.
Twitter/albertolati
caem