Dos polémicas, pero necesarias posiciones tomó la Secretaría de Relaciones Exteriores, a cargo de Luis Videgaray: condenar y desconocer el simulacro de elecciones de la asamblea constituyente en Venezuela y desmentir a Donald Trump.
No debió ser una decisión fácil sumarse a la condena mundial en contra de Venezuela, y menos cuando Nicolás Maduro se había sobrepasado en sus calificativos al Gobierno mexicano.
La respuesta al “tongo’’ dominical en Venezuela fue mesurada y acorde al resto de los países democráticos.
Tendrá desde luego su costo, sobre todo la descalificación de esos “nacionalistas’’ de sofá que creen que el régimen de Maduro es el paraíso comparado con México.
Y sobre el desmentido a Trump, se hizo en el momento apropiado para evitar que el locuaz Presidente norteamericano presentara al Gobierno mexicano como socio su loca idea de construir un muro entre ambos países.
Videgaray ha mantenido un perfil bajo, pero estos hechos lo vuelven a colocar en la palestra, de la que ya no se bajará por dos temas: el inicio de la renegociación del TLC y la sucesión presidencial.
¿Cuál le importará más?
¿Se acuerda del diputado de San Luis Potosí, Enrique Flores Flores, panista por cierto, que fue exhibido en video pidiendo cuatro millones de pesos al alcalde de Ébano por “limpiar’’ sus cuentas públicas?
Pues bien, el legislador –es un decir, desde luego- había solicitado licencia para separarse del cargo mientras se investigaba el asunto.
Y como aparentemente no pasó nada, ayer mismo envió una carta al presidente del Congreso –otro involucrado en la trama de extorsión a los alcaldes potosinos-, anunciando que regresaría a tomar posesión de la curul nuevamente.
Perooo… con lo que no contaba es que ayer mismo, la Procuraduría de Justicia Estatal anunció que pidió ya al Congreso el inicio de un juicio de procedencia para quitarle el fuero que lo protege.
A ver si sus socios, perdón, sus compañeros diputados no hacen como que retrasan el juicio que pueda llevar ante la justicia, finalmente, a estos negociantes del poder.
Faltan 11 meses para la elección de gobernador en Guanajuato, pero los demonios –o las momias, más ad hoc- se soltaron.
El primero en levantar la mano para buscar suceder a Miguel Márquez Márquez fue el hoy ex secretario de Desarrollo Social y Humano del estado, Diego Sinhué Rodríguez Vallejo, quien se separó del cargo.
Lo interesante del asunto es que en la conferencia donde hizo el anuncio dijo que su separación había sido consentida por el gobernador, lo que lo colocó como delfín.
Debe tener cuidado, pues falta mucho tiempo y hay otros tiradores dentro de su propio partido.
No vaya a ser que por adelantado no termine como delfín, sino como delfina.
Mañana comparece ante la Asamblea Legislativa el polémico, por decir lo menos, delegado de Tláhuac, Rigoberto Salgado, para explicar el porqué se hizo de la vista gorda cuando el El Ojos asentó sus redes en la demarcación.
Se espera que las huestes de Morena acudan en su defensa, adentro y fuera del recinto legislativo.
A ver de qué tamaño –en el más amplio sentido de la palabra- es la oposición en la ALDF.
caem