Las calificadoras han mostrado una mayor confianza hacia el desarrollo de la economía mexicana. Uno de los aspectos más inciertos es la nueva relación de México con Estados Unidos con la administración de Trump por el tema de la revisión del TLCAN, de las inversiones, de la migración y la relación política ante las amenazas de la construcción del muro. Esta semana, por cierto, da inicio la primera ronda de negociaciones entre EUA, Canadá y México.
Para ellas, los esfuerzos del gobierno por alcanzar una consolidación fiscal han generado frutos como un superávit público durante el primer semestre, pero la asignación en la perspectiva a “estable” le brinda tiempo al gobierno para lograr el objetivo anual de un superávit primario. Es claro que alcanzar los 73 millones de pesos de superávit versus más de 550 mil millones de pesos de pago de intereses es aún lejano, pero es un primer paso positivo hacia la estabilidad.
No obstante, estas mejoras se relacionan en gran parte con el remanente histórico que recibió este año el Gobierno federal por parte del Banco de México (Banxico), factor con escasas probabilidades de repetirse en 2018.
El costo financiero de la deuda pública durante el periodo enero-junio de 2017 fue de 11.5%, respecto al mismo lapso de 2016, influyendo desde luego en el mayor nivel de tasas de interés.
En el primer semestre de 2017, el gasto para el desarrollo de obras públicas como escuelas, carreteras, puentes, gasoductos y hospitales tuvo una contracción de 22.5%, la caída semestral más severa de la actual administración federal. El retroceso refleja los recortes al gasto público aplicados por la SHCP desde 2015.
El peso mexicano se ha apreciado este año. Se prevé que el dólar cierre en un menor nivel que en 2016, y por ende que el Banxico no registre remanentes significativos. Este año, el remanente del Banxico dio un respiro a las finanzas del Gobierno federal, al que se le entregaron 321 mil 653 millones de pesos (mdp) derivado de su ejercicio fiscal de 2016. La cifra fue 35% mayor al remanente de 2015, de 239 mil millones de pesos.
Mayor aversión al riesgo en los mercados
Al cierre de la semana, las bolsas registraron bajas entre 1 y 2%, considerando mercados de EUA y México. El índice VIX de volatilidad registró un aumento de 50% que prendió “focos amarillos” que pudieran impactar en movimientos negativos en las próximas semanas.
El riesgo geopolítico está tomando nuevas dimensiones de confrontación y aunque no han alcanzado niveles bélicos, están muy cerca.
Los catalizadores como la reforma fiscal en Estados Unidos pudiera conocerse hasta septiembre, por lo que hay tiempo para que los gestores tomen ganancias en inversiones de capitales y empiecen a emigrar un poco más a deuda y ver si el oro tiene la capacidad de superar los mil 310 billetes verdes que truncaría una tendencia de baja de más de seis años.
Así, a pesar de los resultados trimestrales positivos en México y Estados Unidos, los meses de mayor volatilidad cíclica como agosto, septiembre y octubre podrían aparecer de nuevo y confirmar escenarios de mayor volatilidad.
No descarte que la Bolsa en México, dentro de su tendencia de alza de mediano plazo, pudiera retornar a niveles entre 49 mil y 48 mil puntos después de acariciar los 51 mil 800 puntos.
caem