Ayer entró en vigor el Convenio de Minamata, con el cual se busca proteger la salud humana y el medio ambiente de las emisiones y liberaciones de mercurio y sus compuestos a partir de fuentes antropogénicas (cambios causados por el ser humano), informó la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Ratificado por México y otras naciones, el acuerdo pretende regular las emisiones antropogénicas de este metal pesado presente de forma elemental en aire, agua y suelo, pero que al dispersarse y permanecer en los ecosistemas causa graves daños a la salud física, así como discapacidad intelectual en las poblaciones expuestas.
El convenio surgió tras la catástrofe de Minamata, donde los habitantes de esa bahía japonesa y sus alrededores consumieron pescado contaminado con metilmercurio, dando origen a la “enfermedad de Minamata”, la cual genera desórdenes permanentes e irreversibles en el sistema nervioso central.
El otro incidente que puso en la escena internacional este problema se registró en Irak, donde varias poblaciones rurales se envenenaron con mercurio, al consumir arroz contaminado con el fungicida fenilmercurio, y desarrollaron el mismo padecimiento.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) precisó que la exposición a ese metal pesado ocasiona daños cerebrales y neurológicos, principalmente a los jóvenes, además de representar una grave amenaza para el desarrollo del niño en gestación por los efectos nocivos que provoca a los pulmones, riñones, sistema nervioso, digestivo e inmunológico.
En ese sentido, el organismo internacional lanzó el 11 de octubre de 2013, junto con 140 países, la iniciativa Salud Libre de Mercurio hacia el año 2020, recordó la Semarnat en un comunicado.
caem