Si el Presidente de Estados Unidos es capaz de amenazar un día a Corea del Norte con un bombardeo de fuego y furia, al día siguiente puede asegurar que planea invadir Venezuela y de ahí se pasa a condenar la violencia de los grupos supremacistas blancos, pero también a los manifestantes pacíficos que se les oponen, entonces es posible que en estos cinco días del inicio de la renegociación comercial de América del Norte haga lo que sea.
Hace falta temple de acero, sobre todo entre los que toman decisiones en los mercados financieros, para procesar la información que habrá de llover de aquí al fin de semana respecto a lo que suceda en esta primera ronda de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
La verdad es que este primer encuentro es mucho más definitorio que una simple presentación de los representantes de los tres países.
Ahora, ya comenzaron los comentarios editoriales que aseguran que México se juega todo en esta negociación, que es este país el eslabón más débil del tratado, que en manos de Trump está el futuro de México y la verdad es que nada de esto es cierto.
Hay que entender que si se llega a destruir el TLCAN pierden los tres socios en diferentes sectores y en diferentes proporciones. México es dependiente en el terreno comercial de Estados Unidos, pero entidades enteras de aquel país, del tamaño de Texas, también dependen de México, así que hay incentivos para cuidar la relación.
Y en el peor de los casos, si Trump amanece uno de estos días con ganas de invadir Venezuela y terminar el TLCAN, entonces hay un marco de reglas comerciales globales marcadas por la Organización Mundial del Comercio que no se puede brincar tan fácilmente y que nos favorece.
El final del TLCAN sería una mala noticia, de impacto financiero notable, pero nada parecido al fin del mundo.
Desde ayer y hasta el domingo se han puesto sobre la mesa una treintena de temas muy variados y que muchos de ellos son la columna vertebral del TLCAN.
Asuntos como acceso a mercados, reglas de origen y solución de controversias son el ADN de cualquier acuerdo comercial, por lo tanto este fin de semana deberíamos tener alguna señal de que realmente se está gestando un buen segundo acuerdo.
Las muy numerosas delegaciones de los tres países tendrán discusiones tan variadas y novedosas como el comercio electrónico o tan espinosas como migración, anticorrupción y transparencia.
Ésta no es una primera cita de enamorados que se quieren conocer, ésa sucedió hace 25 años antes del matrimonio comercial del TLCAN. Lo que está en marcha es una terapia de parejas (perverso el caso, pero éste es un trío), en donde después de un cuarto de siglo de matrimonio y de pleitos buscan poner nuevas reglas para la relación, aunque uno de ellos se la vive gritando que quiere el divorcio.
caem