Si usted fuera dueño de una empresa, ¿premiaría a sus empleados ineficientes con un incremento de salario estratosférico?
La pregunta viene a colación porque el Instituto Nacional Electoral (INE) acaba de aprobar un presupuesto de seis mil 778 millones de pesos para el financiamiento de los cuestionados partidos políticos, así como para los candidatos independientes, de cara al proceso electoral de 2018.
Pero ahí no para la cosa, pues a esa cantidad habrá que agregarle lo que se destina de los presupuestos locales, que asciende a seis mil millones de pesos, para dar un total de casi 13 mil millones.
El argumento del INE para proponer esta cifra, la más alta en la historia del Estado mexicano, es que con ella se van a propiciar las condiciones de equidad y autonomía de la política, frente a los intereses privados o eventualmente ilegales; sin embargo, la terca realidad se ha encargado de demostrar lo contrario, pues nada ni nadie ha podido frenar el flujo en efectivo que circula bajo la mesa y que, en la mayoría de los casos, es de dudosa procedencia.
Este financiamiento externo propicia, además, una enorme corrupción, pues aquel empresario o miembro del crimen organizado que aporta un peso a una campaña electoral pide cinco a cambio, a través de contratos de obra pública o permisos para operar establecimientos fuera de la ley, entre otras modalidades; una vez que su candidato gana el puesto para el cual fue postulado.
Y aunque el árbitro electoral se ha inventado mecanismos para fiscalizar y controlar en qué se gastan los dineros públicos, lo cierto es que no son funcionales, pues en sus revisiones posteriores a los procesos electorales se han detectado anomalías de parte de todos los institutos políticos, de ahí las multas que se les aplica por ocultar datos relevantes en sus informes.
Ante este panorama de dispendio, ¿dónde están los políticos que pregonan austeridad?
Nadie, a excepción del PRD y del diputado independiente Pedro Kumamoto, ha propuesto nuevos mecanismos para cambiar la fórmula mediante la cual se calcula el monto que se les asigna a los institutos políticos, lo que demuestra que no están dispuestos a perderse ese jugoso botín que significan las campañas electorales.
¿Está usted de acuerdo en que su dinero se siga invirtiendo en ese barril sin fondo en que se han convertido los partidos políticos, cuando podría ser utilizado en el combate a la pobreza, a la inseguridad, a más y mejores servicios médicos o a la educación?
No cabe duda que “la democracia a la mexicana” nos está resultando muy costosa.
ENCUESTA DE MORENA
Y a propósito de democracia, sería bueno que Andrés Manuel López Obrador explicara la metodología de la encuesta que se llevó a cabo el fin de semana, para elegir al candidato de Morena a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México… ¿respetará la voluntad de los consultados o de nueva cuenta se hará lo que diga su dedito?
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@JuanMDeAnda
caem