La española Pilar Garrido, asesinada en México presuntamente por su esposo, Jorge Fernández, fue maltratada verbalmente por él varias veces en público, si bien ella jamás comentó nada al respecto, aseguró hoy una amiga mexicana de la mujer.

 

La trataba “de una forma ruda, grosera, incluso agresiva”, explicó en entrevista con Efe Carmen (nombre ficticio), quien prefiere guardar el anonimato por temor a represalias por parte de la familia de Fernández.

 

El caso de Pilar Garrido, desaparecida el 2 de julio pasado en  Tamaulipas y hallada muerta semanas después en un descampado, dio un vuelco de 180 grados.

 

Las autoridades señalaron a su esposo como probable responsable del asesinato y detallaron que la valenciana de 34 años falleció por estrangulamiento.

 

Carmen, residente como la española en Ciudad Victoria, conocía a Pilar desde que ésta pisó tierras mexicanas y retomó el contacto con ella cuando la pareja regresó al país latinoamericano después de vivir unos años en España.

 

Fue a raíz de varios encuentros que corroboró que el esposo tenía a menudo exabruptos con Garrido. “No se medía en la forma que le hablaba; era muy grosero”, dijo.

 

De acuerdo con su testimonio, era un menosprecio continuo y notorio, aunque sutil. “No le pegaba, no le decía palabras como ‘pendeja’ o ‘idiota'”, pero la contradecía y la “regañaba” habitualmente, la desautorizaba, expuso.

 

“Era una forma rara de tratarla, y siendo su esposo y la madre de su hijo, todavía más. Simplemente no se trata así una persona”, remarcó Carmen.

 

En los últimos meses, ambas perdieron un tanto la relación pero siguieron viéndose en fechas señaladas como el nacimiento del bebé de Pilar o la apertura de un “spa” de Garrido, así como en otros eventos sociales y algunas fiestas.

 

“A mí nunca jamás me contó que tuviera problemas con Jorge; jamás me dijo que tuviera algún pleito. Yo lo veía por cómo él le contestaba y a ella nada más le daba pena (vergüenza), pero nunca externó nada. Pero las amigas (comunes) también me lo decían, porque lo veían”, señaló desde Ciudad Victoria, capital de Tamaulipas, uno de los estados más violentos del país.

 

Pese a sus sospechas, se vio vencida por el miedo y por la presión de la familia del marido, criminólogo de profesión.

 

Sobre Pilar, Carmen recordó hoy que amaba a su bebé y, de primeras, era tímida con la gente. Aunque jamás ponía una mala cara o estaba de mal humor.

 

“Se hizo muy buena amiga de mis amigas. Era muy educada, conocida y querida”, sobre todo gracias al centro de belleza que administraba, que se ganó la reputación de sus amistades porque hacía tratamientos novedosos y con buenos resultados.

 

Fue gracias a ella, explicó Carmen, que la familia podía vivir holgadamente. “Él no se hubiera podido dar ciertos lujos o viajes, porque trabajaba en gobierno y sabemos que no se gana un sueldazo. El sueldazo era el de ella, porque trabajaba muy bien”, aseveró.

 

Carmen se volcó en la búsqueda de Pilar desde su desaparición. La mujer también dio las gracias a la policía mexicana por resolver el caso.

 

El marido “no tiene perdón de Dios de dejar huérfano a su hijo”, denunció, y remarcó que, ante todo, se debe “hacer justicia”.

 

JMSJ