No podemos decir que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) estaría dispuesto a hacerle el trabajo político al gobierno, cuando el año pasado dejó en ridículo al INEGI por su cambio metodológico en la medición de la pobreza.
El señalamiento dejó en duda la calidad de las estadísticas de este instituto que goza de autonomía técnica, hasta que se aclaró el cambio metodológico que influyó en los resultados del Módulo de Condiciones Socioeconómicas 2015, que es justo el instrumento de medición de bienestar que usa el Coneval.
Superado el pleito y coordinadas las metodologías, tenemos ya los resultados del análisis de medición de evolución de la pobreza hasta 2016.
El primer resultado, evidente y que no acepta ningún atenuante, es que somos un país con muchas personas en condición de pobreza y con una muy mala distribución del ingreso.
Sin embargo, lo que llama la atención es que para 2016 se logró el registro de población en situación de pobreza más bajo desde 2010. El descenso más notable se dio entre 2014 y 2016.
Al igual que el índice de pobreza extrema que pasó de 9.5%, de 2014, a 7.6%, en 2016. Esto es 11.5 millones de personas hace tres años, contra 9.4 millones de personas al cierre del año pasado.
En el terreno económico es una buena noticia que las políticas sociales tengan un resultado positivo y que la Estrategia Nacional de Inclusión pueda demostrar resultados contundentes en poco tiempo.
Sobre todo cuando el ritmo de crecimiento de la economía se mantuvo mucho menos dinámico de lo esperado.
Pero en el terreno político estos datos del Coneval agregan un escalón más a uno de los precandidatos más mencionados del PRI a la Presidencia. Porque incluso los más críticos dentro y fuera de este gobierno y ese partido no le pueden regatear su crédito a quien fuera el titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) durante ese par de años.
Otra vez no hay manera de que el Coneval le quiera hacer la tarea electoral al gobierno de Peña Nieto, pero los resultados que presentó con su evaluación de la pobreza hasta el cierre del año pasado dejan muy bien parado a José Antonio Meade, quien fue el responsable de la Sedesol esos años.
Entre los círculos más enterados hay claridad de lo efectivo de este funcionario en su paso por la Sedesol. Entre los opositores, en especial los más radicales, buscarán algo que reprocharle, aunque ahora están ocupados en su complicación por el dedazo para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
Como sea, la mejor noticia del análisis del Coneval es que hay una disminución sostenida de la pobreza que tanto aqueja a este país y de paso abona a la definición de un candidato presidencial que acumula buenas credenciales en su paso por el sector público.
caem